Es probable que el siguiente agujero negro supermasivo más cercano a la Tierra se encuentre en el patio trasero del vecindario galáctico. Una reciente investigación de un equipo del Centro de Astrofísica de Harvard, en proceso de publicación, sugiere que la Gran Nube de Magallanes (GNM), nuestra galaxia enana vecina, presenta señales de albergar una estructura gravitacional con cientos de miles de veces la masa del Sol.
La Gran Nube de Magallanes es una galaxia de forma irregular que orbita alrededor de la Vía Láctea, junto a otros cúmulos enanos de estrellas, como Sagitario, Carina o Draco. La GNM se encuentra a 163,000 años luz de la Tierra y tiene un diámetro aproximado de 14,000 años luz. Los astrónomos piensan que, en un futuro lejano, la Gran Nube y la Vía Láctea se fusionarán en un solo cúmulo más grande.
La teoría más aceptada sobre la evolución galáctica sostiene que los agujeros negros supermasivos son estructuras que solo se encuentran en las galaxias más grandes, como la Vía Láctea. Hasta ahora, no había razón para imaginar que un cúmulo pequeño como GNM pudiera albergar uno en su interior. Cuando los telescopios de rayos X o los observatorios que detectan partículas de alta energía han apuntado hacia su ubicación, no han encontrado firmas asociadas a la actividad de un agujero negro.
Las estrellas que llegaron de fuera
Entonces llegaron las estrellas de hipervelocidad (HSV). Desde hace casi 20 años, los astrónomos han confirmado la existencia de astros que viajan demasiado rápido por el espacio, con suficiente aceleración como para ser expulsados de sus propias galaxias. Mientras una estrella tradicional se mueve a 100 kilómetros por segundo, aproximadamente, una estrella hiperveloz se desplaza hasta 10 veces más rápido. Su comportamiento ha sido asociado a la interacción directa con agujeros negros. Los expertos piensan que las estrellas probablemente son «catapultadas hacia afuera” por una estructura gravitacional supermasiva bajo el mecanismo de Hills.
Dentro de la propia Vía Láctea hay estrellas hiperveloces. Los estudios al respecto mencionan que fueron aceleradas probablemente por Sagitario A*, el agujero negro supermasivo en el centro de la galaxia. El último reporte del equipo científico de Harvard ha encontrado que algunas de ellas provienen de la Gran Nube de Magallanes. El estudio, que se publicará en The Astrophysical Journal, utilizó los datos de la misión Gaia, de la Agencia Espacial Europea, cuyo propósito es mapear millones de estrellas para calcular su movimiento.
Al menos 21 estrellas de hipervelocidad detectadas son consistentes con el mecanismo de expulsión por un agujero negro supermasivo, y no están vinculadas con la actividad intrínseca de la Vía Láctea. En sus simulaciones, su origen en la GNM es plausible. Para el equipo científico comandado por Jiwon Jesse Han, esta es una de las primeras grandes evidencias sobre la presencia de un agujero negro supermasivo en la galaxia enana vecina. Según sus cálculos iniciales, la estructura podría tener entre 251,000 y un millón de masas solares. Su masa promedio sería de 600,000 veces el tamaño del Sol.
Podría haber, por supuesto, otras explicaciones para el fenómeno. Las estrellas que escapan de sus galaxias también pueden originarse por una supernova o por cualquier otro mecanismo energético lo suficientemente poderoso para expulsarlas. Los autores explican, sin embargo, que este no es el caso con las estrellas hiperveloces que parecen provenir de la Gran Nube de Magallanes.
Se estima que la galaxia enana colisionará con la Vía Láctea en aproximadamente 2,400 millones de años, junto con otras estructuras más grandes como la galaxia de Andrómeda. Los expertos creen que el proceso de fusión será lento y, a escala planetaria, no supondrá ningún problema.