- Gasalla fue el arquitecto de innumerables personajes que retrataron la idiosincrasia argentina con ironía y profundidad, desde la burocracia estatal hasta las obsesiones de la clase media.
- Entre 1992 y 1996, el programa de Gasalla en ATC revolucionó la televisión con un humor grotesco y descarnado que exponía las contradicciones de la sociedad argentina.
- Con una carrera que combinó el teatro, la televisión y el cine, Antonio Gasalla usó la comedia para abordar temas sensibles como la crisis económica, la burocracia y la corrupción.

El legendario actor y comediante Antonio Gasalla falleció, dejando un legado imborrable en el teatro, el cine y la televisión argentina. Maestro del humor crítico y la sátira social, Gasalla llevó su talento desde el under hasta el estrellato, marcando una época con sus personajes inolvidables.
Su gran momento televisivo llegó entre 1992 y 1996 con El palacio de la risa, emitido en ATC (hoy TV Pública), donde desplegó un desfile de criaturas desmesuradas y grotescas que reflejaban, con ironía y agudeza, la sociedad argentina. Kilos de pelucas, dentaduras, prótesis y guiones mecanografiados con papel carbónico dieron vida a personajes como Inesita, la millonaria obsesionada con la cirugía; Marga, la madre naturista; Bárbara Don’t Worry, la periodista absurda; y Flora, la infame empleada pública que inmortalizó el laberinto burocrático nacional.
El camino de Gasalla en la televisión comenzó en 1982 con Gasalla Show y continuó con Gasalla, El mundo de Antonio Gasalla, Gasalla 91, A la playa con Gasalla y Gasalla en la Torre de Babel, hasta alcanzar su máxima expresión en El palacio de la risa. Su trabajo influyó en múltiples generaciones de actores y humoristas, con un equipo que incluyó a figuras como Verónica Llinás, Norma Pons, Humberto Tortonese y Alejandro Urdapilleta.

A lo largo de su carrera, Antonio Gasalla se destacó por su capacidad de mezclar el humor con la crítica social. En su programa, no solo nos hacía reír, sino que también ponía el foco en temas de actualidad, como las privatizaciones, las crisis económicas y las problemáticas sociales del país. Su estilo irreverente y profundo lo convirtió en un referente del género, capaz de conjugar lo teatral con lo televisivo.
El legado de Gasalla sigue vivo en el imaginario colectivo y en las nuevas generaciones que descubren sus personajes a través de las redes sociales. Su partida marca el fin de una era dorada del humor argentino, pero su arte y visión del mundo permanecerán vigentes, recordándonos que la risa es también una forma de resistencia y reflexión.
