La tosferina registró más de 25,000 casos en 2023 y más de 32,000 tan solo en los tres primeros meses de 2024. Se observaron cifras similares en 2016 (41, 026) y 2019 (34, 468). También causó 19 muertes: 11 entre lactantes y ocho entre mayores de 60 años. La infección bacteriana endémica vuelve a aumentar en Europa.
Durante 2023 y lo que va de 2024, en 17 países de la Unión Europea y del Espacio Económico, los lactantes (menores de un año) representaron el grupo con la mayor incidencia, mientras que en seis naciones, fue en adolescentes de 10 a 19 años.
Estas son las cifras que acaba de publicar el Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades (ECDC, por sus siglas en inglés), que insiste una vez más en la importancia de la vacunación, incluida la de la madre durante el embarazo, para prevenir la enfermedad en los bebés.
Un nuevo análisis sugiere que la pérdida de ecosistemas en el mundo podría ser el principal motor de propagación de enfermedades infecciosas.
Qué es la tosferina
La tosferina es una enfermedad causada por la infección con la bacteria Bordetella pertussis.
Se presenta a cualquier edad, pero es más frecuente en niños menores de cinco años, grupo que sufre las consecuencias más graves, como la sobreinfección que provoca neumonía, otitis, bronquitis, ataques convulsivos, encefalitis e incluso la muerte.
Cuando es sintomática, la enfermedad se manifiesta primero con secreción nasal, estornudos, lagrimeo, tos moderada y fiebre, lo que se conoce como fase de catarro; en una segunda fase, llamada paroxística o convulsiva, la tos empeora y está acompañada de flemas muy espesas que llegan a provocar vómito. La tosferina puede durar hasta seis semanas y en niños muy pequeños también causa apnea, cianosis (cuando la piel y las mucosas se vuelven azuladas) y asfixia.
La tosferina se transmite por el aire y es muy contagiosa. Es endémica tanto en Europa como en el resto del mundo. Con la llegada de la vacuna, los casos y las muertes relacionadas han disminuido considerablemente; sin embargo, tiene un patrón oscilatorio, con epidemias más amplias cada tres a cinco años.
Las recomendaciones para la tosferina
Como recuerda el ECDC, el objetivo principal es disminuir la morbilidad y la mortalidad de los lactantes, que son los más vulnerables. Una meta alcanzable manteniendo una cobertura de vacunación elevada.
La tosferina, de hecho, puede prevenirse gracias a una vacuna, que en algunos países se administra como parte de la llamada vacuna hexavalente al tercer, quinto y undécimo mes de vida. Esta vacuna no contiene toda la bacteria, sino únicamente algunas de sus proteínas; la inmunización no es permanente, por lo que es necesario un refuerzo en los niños de seis años y en los adolescentes. Los expertos recomiendan encarecidamente la vacunación también a las mujeres embarazadas, un método muy eficaz para prevenir la enfermedad y sus graves consecuencias en los bebés.
El ECDC también aconseja que los países miembros de la Unión Europea y el Espacio Económico Europeo tomen medidas para concienciar no solo a la población, sino que también a los profesionales médicos, sobre la situación epidemiológica de la tosferina en su zona geográfica, la manifestación clínica de la enfermedad y la prevención mediante la vacunación. El cuadro clínico de la tos ferina, de hecho, también es variable en relación con la edad de los pacientes y la sospecha de padecerla suele ser baja.
“El aumento del número de casos de tosferina en Europa demuestra que debemos estar alerta. Es una enfermedad grave, sobre todo en los lactantes. Disponemos de vacunas seguras y eficaces que sirven para prevenirla”, comentó Stella Kyriakides, comisaria europea de Salud, en una declaración. “La vacunación es la clave para salvar vidas y evitar que la enfermedad siga propagándose”.
Artículo publicado originalmente en WIRED. Adaptado por Andrei Osornio.
El número de personas que viven con alguna afección neurológica aumentó 59% en los últimos 30 años. Las muertes asociadas incrementaron en 41% a nivel mundial.