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“Vivimos en un cementerio de supernovas”; científicos encuentra rastros de explosiones estelares en océanos y hasta en la Luna

PYN
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Las huellas de explosiones de estrellas (supernovas) que han llegado a la Tierra podrían ser más de lo que los científicos estimaban. Durante la Cumbre Global de Física 2025, organizada por la Sociedad Estadounidense de Física, el astrónomo Brian Fields, de la Universidad de Illinois, presentó sus avances en la identificación de rastros de supernovas en el fondo oceánico. Según explicó, la ciencia ha logrado localizar firmas químicas de estos eventos cósmicos, las cuales parecen estar presentes en todas partes. «Vivimos en un cementerio de supernovas», afirmó el científico al presentar la evidencia encontrada.

El escenario en donde los rastros de una supernova coinciden con la superficie de la Tierra no necesariamente implica una catástrofe planetaria. Aunque la radiación liberada por el colapso de una estrella es mortal en un radio de pocos años luz, con el tiempo pierde velocidad y se vuelve imperceptible. Además, las partículas resultantes continúan viajando debido a la aceleración inicial hasta que encuentran un planeta o una luna donde depositarse.

Algunos de estos residuos han llegado a la Tierra. El equipo de Fields lleva décadas buscando métodos efectivos para detectarlos. Según su informe presentado en la cumbre, han logrado identificar una versión radiactiva de hierro que no se produce naturalmente en la Tierra. Para los investigadores, estos elementos exóticos aún activos son prueba de supernovas cercanas al planeta en la historia reciente.


Ilustracion de un exoplaneta

Las simulaciones en supercomputadoras reflejan que es probable que planetas habitables como la Tierra se formaran solo 200 millones de años después del Big Bang.


Uno de los estudios más recientes del astrónomo, publicado en la revista The Astrophysical Journal, sugiere que al menos dos supernovas ocurrieron cerca de la Tierra. La primera, hace tres millones de años, a una distancia de entre 50 y 65 parsecs (un parsec equivale a 3.26 años luz). La segunda, hace siete millones de años, a 100 parsecs. Para este estudio, los investigadores analizaron sedimentos de aguas profundas y un poco de regolito lunar.

Además, han encontrado muestras más exóticas provenientes de eventos poco comunes en el universo. En estas se identificaron isótopos radiactivos de plutonio, una señal característica de una colisión pasada entre dos estrellas de neutrones (kilonova). Este es uno de los eventos más energéticos en la astronomía y responsable de la formación de elementos como el oro. La kilonova que produjo los isótopos de plutonio ocurrió antes de las dos supernovas ya estudiadas.

El equipo de Fields plantea una hipótesis para explicar este «cóctel» de isótopos espaciales en la Tierra. Es posible que los residuos de la kilonova se mezclaran con los restos de las supernovas y que parte de este polvo llegara a nuestro planeta como una especie de «lluvia cósmica».

Para probar su teoría, necesitan muestras de regolito lunar que no hayan sido contaminadas ni alteradas. Las próximas expediciones al satélite natural traerán regolito, y parte de este material podría usarse para buscar isótopos de hierro y plutonio. Si se encuentran, se sumará evidencia para confirmar que tanto la Luna como la Tierra son depósitos de restos de supernovas.

No es la primera vez que se explora la influencia de las supernovas en la evolución del planeta. Recientemente, se han publicado artículos que analizan su posible relación con eventos de extinción masiva y con incrementos en la evolución de formas de vida.

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