El humor podría hacer la investigación científica más atractiva y, al menos, despertar el interés de los lectores. Así lo sugiere un estudio reciente publicado en el Journal of Science Communication. A diferencia de quienes sostienen que un tono humorístico podría restar seriedad a la labor científica, los investigadores afirman que una buena dosis de humor puede aumentar la aceptación y la confiabilidad dentro de la comunidad.
Sin embargo, Alexandra Lynn Frank, autora principal y estudiante de doctorado en el Grady College of Mass Communication de la Universidad de Georgia, en Estados Unidos, advierte que los estudios y las investigaciones no deben recurrir en exceso al sarcasmo.
¿Se puede aprender mientras ríes?
El estudio de Frank y sus colegas se suma a una creciente cantidad de investigaciones que, en los últimos años, han analizado el uso del humor en la comunicación científica. En este caso, los investigadores se enfocaron en publicaciones en redes sociales: crearon cuatro viñetas sobre inteligencia artificial y las publicaron en X, a través de un supuesto científico llamado «Dr. Jamie Devon».
El tipo de humor utilizado se clasificó en tres categorías: sátira ligera, antropomorfismo (animales u objetos que se comportan como humanos) y una combinación de ambos. Además, incluyeron un dibujo sin ningún tipo de humor. Luego, realizaron una encuesta en la que participaron 2,200 personas, con una edad promedio de 50 años, de las cuales el 45% eran mujeres. A los participantes se les pidió que calificaran qué tan divertidas les parecían las viñetas, lo simpático que les resultaba el artículo científico y hasta qué punto consideraban que el contenido era una forma legítima de comunicación científica.
La ciencia y el sarcasmo no se llevan bien
La combinación de antropomorfismo y sátira fue calificada como la más divertida, y el grado de humor generado entre los participantes se correlacionaba con su nivel de simpatía hacia el Dr. Devon. Y no solo eso, los participantes que dijeron sentirse más divertidos también eran más propensos a percibir la fuente de información como legítima. «Cuando se utiliza con responsabilidad, el humor es una herramienta poderosa que puede humanizar a los científicos y crear conexiones significativas con el público. Los científicos pueden hacer más accesibles y comprensibles conceptos complejos», explica Frank.
Añade que este enfoque no solo fomenta la actitud positiva hacia la ciencia, sino también el potencial de contrarrestar la desinformación de manera amistosa. Además, el humor puede estimular la curiosidad, motivando a la gente a buscar más información sobre temas científicos relevantes. Sin embargo, Frank concluye que las formas más agresivas de sátira pueden percibirse como hostiles, lo que socava la credibilidad de la fuente de información científica.
Artículo originalmente publicado en WIRED Italia. Adaptado por Alondra Flores