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“Vivir en el agua”: 400 familias de Pozo Hondo aisladas por el desborde del río Pilcomayo

PYN
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Escasez de alimentos, caminos bajo agua, peligro de picadura de víboras y el aislamiento total es el día a día de los pobladores de Pozo Hondo que están afectados por el desborde del río Pilcomayo. Aseguran que las autoridades locales no dan respuesta y su esperanza es la llegada de asistencia por parte de Emergencia Nacional.

Ante la desesperación de ver como el agua ingresa a la población rápidamente, por la fuerza de la corriente, los pobladores de Pozo Hondo, Chaco, trabajan de manera incansable para contener el desborde del Pilcomayo que los mantiene aislados desde hace semanas. Desde el lugar, reportan las dificultades del día a día.

Julio Jaime es un poblador de la zona que clama por ayuda inmediata para su comunidad que quedó aislada. Con un grupo de vecinos se vieron en la obligación de colocar bolsas con arena formando un muro de contención para que el agua no avance.

Pobladores de Pozo Hondo intentan frenar el ingreso del agua a la población.
Pobladores de Pozo Hondo intentan frenar el ingreso del agua a la población.

Comenta que deben pernoctar a orillas del Pilcomayo porque el agua avanza con gran fuerza y se turnan para acarrear la arena en carretilla, colocarlas en bolsas que finalmente forman un muro de contención para evitar que el agua avance.

La localidad se encuentra rodeada de agua, deben movilizarse a caballo y con vehículos grandes, ya que los caminos están bajo agua.

La ruta asfaltada más cercana está a unos 110 kilómetros, sin embargo, sólo pueden salir hasta siete kilómetros de la zona urbana por lo que es imposible llegar hasta ahí.

Las despensas se encuentran desabastecidas, los animales vacunos migran a las pocas zonas secas en establecimientos hasta donde aún no llega el agua.

El puesto de salud cuenta con un médico, una obstetra y dos enfermeros, pero los medicamentos también comienzan a escasear. Lo que necesitan con más urgencia son los antiofídicos, por la cantidad de víboras que buscan refugio en la zona urbana y aumentan los casos de picaduras.

Julio da gracias a Dios que hasta el momento nadie necesitó tener que ser trasladado de urgencias a otra localidad o algún centro asistencial con más recursos, porque podría ser una muerte segura.

Es muy jodido vivir en el agua, ya no conseguimos comida, nuestra esperanza es que lleguen los víveres de Emergencia Nacional vía aérea, no hay otra manera de llegar”, lamenta.

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