Erik Prince, conocido por ser el fundador del ejército privado Blackwater, volvió a la palestra pública por la reunión que protagonizó esta semana con el presidente de Ecuador, Daniel Noboa.
El mandatario y acaudalado empresario ha delineado así la vía de «cooperación internacional» con la que promete hacer frente a la ola de inseguridad que atraviesa la nación suramericana, semanas antes de someterse a una segunda vuelta para intentar renovar mandato.
El polémico encuentro entre Prince y Noboa ha vuelto a sacar a la luz el pasado del fundador de Blackwater, sobre todo después de que participara un escandaloso episodio de la política venezolana.

El año pasado, Prince puso en marcha una iniciativa que denominó ‘Ya casi, Venezuela’, con el objetivo de promover una intervención militar privada para derrocar el Gobierno del presidente, Nicolás Maduro. Sin embargo, se quedó en una recolecta de fondos de la que no se supo mucho más.
¿Quién es Erik Prince?
Erik Prince es un ciudadano estadounidense de 55 años que se dio a conocer por fundar la compañía Blackwater, en 1997. La iniciativa fue fruto de dos condiciones: la primera, la venta de la empresa de su fallecido padre, lo que le permitió hacerse con más de 1.300 millones de dólares para dar los pasos en un controvertido negocio.
La segunda condición fue su robusta experiencia militar. A los 23 años, Prince se alistó en la Armada de EE.UU., donde se convirtió en miembro del comando Seal, considerada la mejor fuerza de operaciones especiales del ejército estadounidense.
Además, poseía contactos en las altas esferas, algunos heredados de la época de mayor esplendor del negocio de su padre y otros adquiridos directamente en Washington, ya que en los primeros años de su juventud trabajó en la Casa Blanca, como pasante durante la administración de George Bush.
¿Qué es Blackwater?
Blackwater es el ejército privado más conocido del mundo y, posiblemente, uno de los más polémicos. Fue fundado en la década de los noventa, tuvo su mayor época de actividad en la primera década del siglo XXI y posteriormente fue rebautizado, vendido y fusionado con otra empresa del sector.

Proporcionaba entrenamiento militar y seguridad, y comenzó a vender sus servicios a agencias gubernamentales y a entidades privadas. De este modo, se convirtió en un gigantesco ejército de mercenarios —la mayoría exmilitares de EE.UU.— dispuesto a intervenir donde le pagaran su elevado caché.
Sus ocupaciones incluían la protección de personalidades, la seguridad de instalaciones, así como la logística en zonas de conflicto. Durante años consiguió contratos millonarios con el Gobierno estadounidense.
Blackwater ganó popularidad tras los ataques del 11-S en EE.UU., especialmente durante la guerra de Afganistán, iniciada en 2001, y la de Irak, que comenzó en 2003, conflictos en los que el Gobierno estadounidense empezó a contar en mayor medida con contratistas privados.
Polémica
El incidente que marcó el punto de inflexión en la ya tocada reputación de la compañía se produjo el 16 de septiembre de 2007, cuando mercenarios de Blackwater mataron a 17 civiles e hirieron a otros 20 en la plaza de Nisour, en Bagdad.
Las víctimas de esa masacre todavía continúan pidiendo justicia, toda vez que los cuatro condenados por esos actos (uno de ellos a cadena perpetua) fueron indultados por el presidente Donald Trump durante su primer mandato, en 2020.
No se trató de un incidente aislado, aunque sí el que tuvo más eco internacional. La compañía enfrentó reiteradas denuncias de uso excesivo de la fuerza y otras polémicas, que tenían de fondo la tercerización de las guerras por parte de países como EE.UU.
Desde la aparición en escena de esta fuerza mercenaria se han generado serias dudas sobre la rendición de cuentas de los contratistas privados en zonas de conflicto armado. Del mismo modo, la opacidad en la supervisión y control de sus operaciones ponen en tela de juicio la legalidad de su actividad en el ordenamiento jurídico internacional.
Venta de la compañía
Prince vendió la compañía en 2010, tras la masacre de la plaza Nisour, cuando su imagen ya se encontraba muy deteriorada. No obstante, ha seguido vinculado con proyectos relacionados a la seguridad y la defensa, así como con contratistas militares privados.
Simpatizante del Partido Republicano desde su juventud, se le considera muy cercano a Donald Trump. Su hermana fue secretaria de Educación durante el anterior mandato del actual presidente y, en los últimos meses, Prince ha llegado a ofrecer ayuda para ejecutar las deportaciones masivas de migrantes, informa Politico.
Este empresario encarna el debate que se extiende hacia la legalidad, la ética y la efectividad de las prácticas de los ejércitos privados, al tiempo que pone sobre la mesa las dudas sobre qué tan idóneo es que los Estados cedan el monopolio de la fuerza a contratistas externos a sueldo.
¿Qué se habló entre Noboa y Prince?
El presidente ecuatoriano difundió en su perfil oficial de X una fotografía del encuentro con Prince, con un texto que sugería que la cooperación con el contratista era parte de la «ayuda internacional» para su país.
«En reunión con Erik Prince, fundador de Blackwater, hemos establecido una alianza estratégica para fortalecer nuestras capacidades en la lucha contra el narcoterrorismo y la protección de nuestras aguas de la pesca ilegal», informó en la misma publicación.
Según informa Primicias, en la reunión estuvieron presentes los ministros del Interior, John Reimberg; y de Defensa, Gian Carlo Loffredo, así como el director del Centro de Inteligencia Estratégica, Michele Sensi-Contugi.
Por su parte, Luisa González, candidata a la Presidencia del país y quien se medirá en segunda vuelta de los comicios a Noboa, ha rechazado el anuncio del presidente en funciones sobre la llegada de fuerzas militares de Blackwater.
«Se burla de la fuerza pública ecuatoriana porque quiere traer mercenarios, asesinos, cuando aquí lo que tenemos es gente capacitada, que sabe como brindar la seguridad, pero que no le dan el equipamiento», sostuvo la política en una entrevista difundida por Radio Pichincha.