Andrómeda se encuentra a unos 2.5 millones de años luz de la Vía Láctea, donde vivimos en la Tierra. Esto puede parecer algo muy lejano, pero en realidad es la galaxia más cercana a nosotros.
Esto la hace visible a simple vista en las noches de otoño, cuando el aire está despejado. Anteriormente conocida como la nebulosa de Andrómeda, su aspecto borroso y similar al de un cigarro es unas seis veces el tamaño aparente de la Luna llena.
El telescopio espacial Hubble, operado por la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio de Estados Unidos (NASA) y otros organismos, ha dedicado más de 10 años a fotografiar Andrómeda, y se ha publicado una imagen panorámica de la misma, creada mediante la combinación de más de 600 imágenes. Esta vez, basándonos en esta imagen panorámica de la Galaxia de Andrómeda y en otros datos, nos gustaría revelar la desconocida «verdadera naturaleza» de la Galaxia de Andrómeda.
La Galaxia de Andrómeda a una distancia de 2.5 millones de años luz
La Galaxia de Andrómeda se encuentra a 2.5 millones de años luz de la Vía Láctea y, al igual que ésta, presenta una protuberancia (un abultamiento redondo en el centro) y un disco (una estructura en forma de disco). Tiene un diámetro de unos 220,000 años luz y se calcula que alberga alrededor de un billón de estrellas.
En comparación, la Vía Láctea tiene unos 100,000 años luz de diámetro y se calcula que alberga entre 100,000 y 400,000 millones de estrellas. Esto significa que la galaxia de Andrómeda tiene más del doble de tamaño que la Vía Láctea.
Sin embargo, hace unos 100 años, se pensaba que la Galaxia de Andrómeda formaba parte de la Vía Láctea. Fue justamente el astrónomo estadounidense Edwin Hubble quien dio un vuelco a esta sabiduría astronómica aceptada en la época.