La decimosexta Conferencia de las Naciones Unidas sobre Biodiversidad (COP16), celebrada en Roma, Italia, ha concluido con la adopción del primer plan global de financiamiento para preservar la naturaleza. Este acuerdo, considerado un hito, permitirá movilizar alrededor de 200,000 millones de dólares anuales durante los próximos cinco años en favor de la conservación de diversos ecosistemas. De esta suma, alrededor de 30,000 millones serán aportados por las naciones más desarrolladas para apoyar a los países con menores recursos a cumplir sus compromisos medioambientales.
Este encuentro tuvo como objetivo dar continuidad a las negociaciones iniciadas en octubre en Cali, Colombia. Aquella convocatoria estaba destinada a consolidar la implementación del Marco Mundial de Biodiversidad de Kunming-Montreal, un convenio pactado en Canadá hace dos años que busca garantizar la protección de al menos el 30% de los ecosistemas para 2030. Se esperaba que en ese evento se definiera un modelo de financiamiento para alcanzar dichos objetivos. Sin embargo, no se logró un consenso.
José Prenda, catedrático de Zoología en el departamento de Ciencias Integradas de la Universidad de Huelva, ha dicho al portal Science Media Centre (SMC) España que “la conservación de la biodiversidad es una necesidad perentoria que reclama la acción conjunta de todos los gobiernos y de los principales actores mundiales. La pérdida irremisible de seres vivos es a la vez síntoma y causa del deterioro planetario impulsado por el crecimiento sin freno de la especie humana. De ahí la urgencia por alcanzar acuerdos que definan un marco de conservación global que siente las bases para el freno efectivo a la pérdida de especies”.
Los acuerdos alcanzados en la COP16
En la reunión de la COP16 en Italia, los representantes de 150 países respaldaron la primera estrategia global de financiamiento para la preservación de los recursos naturales. Susana Muhamad, ministra de Ambiente de Colombia y presidenta de la Conferencia, afirmó que «este es un día histórico para la biodiversidad. Después de 30 años, logramos la adopción del primer plan global para financiar la conservación de la vida en el planeta. La implementación del Marco Mundial de Biodiversidad ahora tiene una ruta clara y recursos para hacerse realidad».
Además, las delegaciones acordaron establecer una estrategia de monitoreo global para evaluar el progreso de los 23 objetivos climáticos contemplados en el Marco Mundial de Biodiversidad. Según Muhamad, este mecanismo empleará «indicadores técnicos y específicos» para medir la efectividad de las acciones implementadas y permitirá informar a la ciudadanía sobre el estado de cumplimiento de los compromisos asumidos.
Finalmente, los miembros de la COP16 avalaron la entrada en vigor del Fondo Cali, un instrumento diseñado para recaudar capital del uso de información de secuencias genéticas digitalizadas. Las empresas que utilicen estos datos para el desarrollo de sus productos deberán destinar parte de las ganancias a una bolsa de financiamiento. Lo recaudado se utilizará para subvencionar las actividades de las comunidades originarias de forma directa o a través de algunos gobiernos para garantizar su distribución justa y equitativa.
Los compromisos alcanzados fueron encabezados por la Unión Europea, Canadá y Japón, en ausencia de Estados Unidos. Los especialistas en la materia consideran que estos pactos permitirán liberar recursos económicos para los países en desarrollo en el marco de plan de trabajo a cinco años y contribuirán a reducir la degradación de la biodiversidad.
“La crisis de biodiversidad que estamos sufriendo se desarrolla a una escala global y, por tanto, las medidas para mitigarla deben ser mundiales. A pesar de no ser demasiado ambicioso, el acuerdo alcanzado en la COP16 de Roma representa una hoja de ruta clara para la conservación de la naturaleza. El siguiente paso consiste en materializar las medidas acordadas y hacerlo de una manera global, donde toda la sociedad y los gobiernos estén involucrados al margen de ideologías. Dependemos de la naturaleza y nuestra es la decisión y el deber de conservarla”, sostiene Daniel Montoya profesor de investigación en el Basque Centre for Climate Change, en una declaración retomada por SMC España.