El establecimiento de una economía lunar, con su propia cadena de suministro, puede parecer un concepto lejano, pero sus bases ya están entre nosotros. La misión Blue Ghost 1, de la firma espacial privada Firefly Aerospace, acaba de mostrar cómo se verá la primera etapa del sistema de entregas entre la Tierra y la Luna.
El Blue Ghost es un módulo de aterrizaje que actualmente está en tránsito hacia la superficie de la Luna. Su misión es simple pero esencial para los planes futuros de la NASA: debe entrar en órbita, descender de forma controlada en el Mare Crisium, sobrevivir a las condiciones extremas y desplegar equipamiento científico, tanto para lecturas del entorno, como para perforación y extracción autónoma de regolito.
Su envío es parte de la iniciativa de Servicios Comerciales de Carga Útil Lunar (CLPS, por sus siglas en inglés) de la NASA. En ella, la agencia espacial otorga contratos a empresas para que estas se encarguen de solucionar los problemas de exploración espacial. Mientras la organización se enfoca en enviar astronautas a la Luna dentro del marco del programa Artemis, las firmas privadas deben mandar suministros y traer de vuelta las muestras que extraiga la tripulación.
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Antes de que ese sistema de entregas Tierra-Luna se consolide, las compañías deben demostrar que poseen la capacidad tecnológica para colocar tecnología sobre la superficie lunar. El Blue Ghost enfrentará su prueba decisiva el 2 de marzo. Mientras llega el momento del descenso, la NASA ha compartido algunas imágenes sobre la maniobra de inserción a la órbita lunar.
La sonda lleva consigo 10 experimentos. Entre los más destacados se encuentra una computadora que mide la resistencia de los circuitos a la radiación espacial. y una cámara especial para estudiar el fenómeno del regolito flotante. También se encargará de fotografiar un eclipse total sobre la Luna, donde la Tierra bloqueará el Sol.