En el ámbito de Marte, la asociación entre las agencias espaciales de Estados Unidos y Europa se renueva y refuerza. El 16 de mayo, la NASA y la Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés) firmaron un nuevo acuerdo por el que la primera se compromete a aumentar su contribución al éxito de la misión europea ExoMars, que contará con el rover de exploración “Rosalind Franklin”. Esto, con el propósito de seguir investigando juntos lo desconocido en el Sistema Solar y más allá.
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El director de IA de la NASA tendrá que diseñar un plan estratégico que garantice el uso y aprovechamiento responsable de esta tecnología dentro de la agencia espacial.
ExoMars y el rover Rosalind Franklin
ExoMars, inicialmente previsto para 2022 y luego suspendido debido a la interrupción de la colaboración con la agencia espacial rusa Roscosmos tras la invasión de Ucrania, es el programa liderado por Europa para explorar la atmósfera y la superficie de Marte.
La primera misión se lanzó en 2016 y la sonda “Trace Gas Orbiter” lleva tiempo recopilando datos sobre la composición de la atmósfera marciana. La segunda, en cambio, contará con el rover “Rosalind Franklin”, que buscará pistas sobre la vida pasada en el planeta rojo. El vehículo de exploración, de hecho, está equipado con un instrumento único que será el primero en tener la capacidad de perforar el suelo hasta dos metros de profundidad para recolectar muestras de hielo que hayan permanecido protegidas de la radiación de la superficie y de las temperaturas extremas.
“Las capacidades únicas de perforación del rover Rosalind Franklin y el laboratorio de muestreo incorporado poseen un valor científico excepcional para la búsqueda por parte de la humanidad de pruebas de vida pasada en Marte”, declaró Nicola Fox, administradora asociada de la Dirección de Misiones Científicas de la NASA.
La misión servirá también como demostración de las tecnologías clave que deberán perfeccionarse en futuras misiones de exploración planetaria.
Acuerdo entre la NASA y la ESA para ExoMars
La decisión de interrumpir la colaboración con Roscosmos, el programa espacial ruso, puso en entredicho la misión europea e impulsó la búsqueda de nuevas sinergias y asociaciones.
De acuerdo con en el nuevo memorándum de entendimiento, firmado por el director de Exploración Humana y Robótica de la ESA, Daniel Neuenschwander, y la administradora asociada de la Dirección de Misiones Científicas de la NASA, Nicola Fox, en París (Francia), la NASA se compromete a suministrar unidades de calentamiento de radioisótopos (el programa europeo no podrá prestar el servicio antes del final de esta década) y elementos del sistema de propulsión esenciales para el aterrizaje en Marte, en colaboración con el Departamento de Energía de EE UU. No solo eso, la agencia también adquirirá un lanzador comercial estadounidense para el rover, cuya salida está planeada para 2028.
“Este acuerdo histórico fortalece nuestros esfuerzos de colaboración para el programa ExoMars y garantiza que el rover Rosalind Franklin pondrá sus ruedas sobre el suelo marciano en 2030”, comentó Daniel Neuenschwander. “Juntos abriremos nuevas fronteras en nuestra búsqueda por desvelar los misterios de Marte. Demostramos nuestro compromiso como pioneros en la exploración espacial y en la expansión del conocimiento humano”.
Mediante otros acuerdos con el Centro Aeroespacial Alemán (DLR, por sus siglas en inglés) y la agencia espacial francesa CNES (Centro Nacional de Estudios Espaciales), la NASA ya proporciona componentes clave para el principal instrumento científico del rover Rosalind Franklin, el Analizador de Moléculas Orgánicas de Marte (Mars Organic Molecule Analyser o MOMA), que buscará los componentes básicos de la vida en muestras del suelo.
El siguiente paso clave de control será la revisión preliminar del diseño del sistema del rover en junio de 2024.
Artículo publicado originalmente en WIRED Italia. Adaptado por Andrei Osornio.
La NASA está pidiendo asistencia para desarrollar un nuevo plan que permita reducir los costos, riesgos y complejidad del proyecto, con la intención recuperar las muestras marcianas durante la década de 2030.