Niveles consideradamente bajos de testosterona en hombres mayores están asociados con un aumento del riesgo de muertes por enfermedades cardiovasculares, según un reciente artículo del Colegio Americano de Médicos publicado en Annals of Internal Medicine.
Un equipo de científicos internacionales se dio a la tarea de analizar diferentes estudios de cohortes prospectivos de 5 años en los que las hormonas masculinas eran la base de investigación. En este tipo de ejercicios, se toma un grupo de personas similares (una cohorte) y se les da seguimiento durante años. Primero se recopilan muestras “normales” para tener datos de referencia y al final se comparan con las afecciones que los integrantes experimentaron. Los científicos a cargo de estas pruebas utilizaron la técnica de espectrometría de masas, el método más preciso para medir las hormonas sexuales.
En total, revisaron 11 estudios generales que incluyeron a aproximadamente 24,000 participantes. La intención, explican los científicos, era aclarar las asociaciones de los químicos sexuales con la mortalidad y el riesgo de enfermedades cardiovasculares en varones que comienzan el proceso de envejecimiento. Se tomaron en cuenta los niveles iniciales y finales de testosterona, hormona luteinizante (precursora de la testosterona), dihidrotestosterona y estradiol.
En los ensayos preclínicos, la píldora libre de hormonas obtuvo una eficacia de 99%, no provocó reacciones secundarias y demostró que su efecto es totalmente reversible.
La compleja relación entre testosterona y mortalidad
Los resultados del reporte son, en palabras de los propios investigadores, más complejos de lo esperado. En general, hay un vínculo innegable entre la disminución de la testosterona y el aumento del riesgo de mortalidad. Sin embargo, no es hasta que el cuerpo experimenta una concentración de testosterona inferior a 5.3 nanomoles por litro de sangre que el riesgo de morir por enfermedades cardiovasculares se dispara. A modo de contraste, una tasa normal de producción de hormona masculina en varones entre 22 y 49 años está en el rango de 10 a 35 nanomoles por litro.
Tomando como referencia los otros indicadores químicos, los resultados se vuelven complicados de interpretar. Por ejemplo, muy bajas concentraciones de estradiol, una hormona femenina, también estuvieron relacionadas con un mayor riesgo de mortalidad. Por otro lado, la dihidrotestosterona, un subproducto de la testosterona, debe estar en un rango de equilibrio, ya que si hay muy poca o mucha, se eleva el riesgo de sufrir incidentes por enfermedades cardiovasculares. Además, niveles altos de hormona luteinizante también derivaron en una mayor probabilidad de mortalidad.
A partir de los 30 años, comienza un proceso de disminución natural y gradual de la testosterona en el hombre. La tasa más aceptada dice que, cuando un varón llega a los 40 años, produce un 10% menos de hormona que cuando tenía 20 años. A los 60 años, la reducción es del 20%. El cuerpo resiente la pérdida natural de la testosterona, pero esto se refleja como síntomas comúnmente asociados a las distintas etapas del envejecimiento.
La hormona masculina está asociada al deseo sexual, a la óptima salud de los músculos o huesos, la producción de espermatozoides, la generación de energía y el estado de ánimo. Por lo tanto, la pérdida de ella usualmente tiene connotaciones negativas. No obstante, no hay certeza sobre la naturaleza del vínculo entre las bajas concentraciones en la sangre y la mortalidad. El reciente estudio intenta establecer una base que ayude a los médicos a tratar a sus pacientes con deficiencias de producción de testosterona.