A veces el fanatismo llega a un punto tal que un padre decide no contactar con su propio hijo. Este fue el caso de una de las mejores transferencias que Cerro Porteño logró concretar a finales de los años 90.
Se trata del hoy entrenador Diego Gavilán, quien reveló una de las situaciones más insólitas que le tocó vivir en el fútbol, ya sobre el final de su carrera deportiva.
“Mi papá no me habló un año cuando decidí ir a Olimpia, una vez que tuve la negativa de Cerro, que era donde quería volver”, soltó este martes en charla con radio Primero de Marzo.
De cuna cerrista, Gavilán debutó en la Primera del Ciclón de barrio Obrero allá por 1997 y, tras un par de buenas temporadas, fue transferido en una operación cotizada en USD 3 millones al Newcastle de la Premier League. No logró consolidar su estadía en Inglaterra y posteriormente comenzó un largo periplo entre los mercados de México, Brasil y Argentina.
Hasta que llegó el momento del retorno. Pero aquí nada tuvo que ver la institución azulgrana, sino su eterno rival. Gavilán comentó que, al contrario de lo que la gente piensa, Cerro Porteño fue su primera opción y prioridad, pero la dirigencia de ese entonces no se lo permitió.
“En Cerro me dijeron que no era necesario, que estaban todos los puestos llenos”, explicó.
Es así que ‘Pamperito’ contó que esta situación fue un auténtico golpe para su persona y que “por el camino” fue su compañero y amigo José Saturnino Cardozo, que en aquellos días encaraba un segundo ciclo en Para Uno (2009-2010), quien lo convenció de vestir la casaca franjeada.