Sí, lo creáis o no, ya se puede decir que hay clásicos de la realidad virtual. Y, por tanto, un remake de un oldie tiene todo el sentido. Veréis, en VR ocho años es bastante tiempo, con la tecnología evolucionando rápidamente y los usuarios aún hambrientos de más y mejor. Arizona Sunshine Remake se estrena hoy, y viniendo del original de 2016, se nota la diferencia. Rápidamente se convirtió en un representante de la VR en videojuegos por su humor, inmersión y pura diversión zombi, así que probablemente lo pondría en mi top 5 de juegos de VR “antiguos” que merecen una versión moderna.
Hay algo cutre y bobo en su conjunto, algo de serie Z, que convierte la premisa en algo arcade para todos los públicos (adultos) más que en un juego de terror y supervivencia, que como sabéis puede llegar a ser muy intenso en VR. Y ese concepto es algo que ahora se ve mejorado con gráficos actualizados, controles modernos y un poco más de accesibilidad.
Las gafas de la nostalgia pueden hacer que los usuarios del original recuerden Arizona Sunshine como algo más atmosférico y ligeramente realista, pero la cuestión es que ese juego es, e incluso fue en su día, tan feo como sus propios muertos vivientes. Las texturas eran borrosas, los modelos eran low-poly, y el conjunto se veía bastante plano, con poca o ninguna iluminación que aumentara los volúmenes. Pero aquellos eran los primeros tiempos de la VR para PC, por no hablar de la VR para PS4 y tres años antes del primer Oculus Quest.
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Arizona Sunshine Remake tiene mucho mejor aspecto, naturalmente. No es el juego de zombis más bonito o atmosférico que puedas jugar en 2024 en VR, pero tiene el aspecto adecuado. Sin embargo, me pareció menos mejorado de lo que esperaba, ya que jugué en PS VR2 en la Gamescom (y hablé con los desarrolladores), que es lo más parecido a la PC VR en un equipo potente, lo que significa una rebaja respecto a la versión independiente Meta Quest 3 que he utilizado ahora para este análisis. Pero aparte del menor número de polígonos, shaders y resolución en las texturas, se ve bastante nítido y fino, si me entendéis. Como si fuera de mejor fidelidad, y los bordes se ven definidos y claros, y se ejecuta con suavidad, lo que es imprescindible en este caso.
El original también podía convertirse en un festival de bugs, sobre todo en PS VR, mientras que Arizona Sunshine Remake es una experiencia mucho más pulida. Casi nada ha roto mi inmersión, aparte del parpadeo ocasional de algún objeto o un molesto fallo por el que me quedé atascado en el maletero de una furgoneta mientras rebuscaba cargadores de balas, sólo para ver cómo un par de Freddies me arañaban un poco la cara hasta que por fin conseguí moverme. Hay un montón de clipping con cadáveres y demás, pero parece “natural” dentro del tipo de juego que es.
¿Y cómo se siente de moderno? Me han gustado los controles. Están basados en el todavía fresco Arizona Sunshine 2, y puedes hacer y sentir muchas cosas que no estaban ahí en el original de 2016. Las armas cuerpo a cuerpo satisfacen, aunque no sean las más impactantes físicamente en el mundo de la VR, y ahora puedes agarrar a los zombis y moverlos/tirarlos. Los elementos del mundo también son mucho más interactivos, que es algo que damos por sentado en la VR actual. No sólo abrir esa puerta o cajón, sino también romper ese cristal, agarrar esa lata, tocar esa superficie. Y sí, hacer ya sabes qué con el mechero, el cigarrillo tipo Zippo y tu propia respiración. Por desgracia, por lo que tengo entendido, las máscaras coleccionables funcionan igual que antes: las encuentras por ahí, parecen secretos obvios para los completistas, pero no parece que se tengan en cuenta, ni que añadan ningún efecto especial, lo que estaría muy bien.
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La mecánica de tiroteo también ha mejorado. Puede que fuera la menor resolución o el hardware de movimiento más deficiente de entonces, pero no podía apuntar con tanta precisión como ahora. También decido cómo sujetar cada arma, ya sean los rifles más grandes de dos manos y similares, o las pistolas y revólveres de una mano (siempre que no esté empuñando a dos manos como en una peli del Oeste), en los que utilizo la segunda mano para mejorar la estabilidad. La física de las granadas y los lanzamientos me parece un poco exagerada, pero en general lo que importa se siente muy bien, y luego las modernas opciones de accesibilidad no hacen más que añadir facilidad de uso e inmersión.
Así que, en conjunto, no es el shooter de VR más avanzado, ya que al fin y al cabo es una adaptación del original, y sin embargo me ha parecido mejor que el Arizona Sunshine 2 del año pasado. Tampoco es el más atractivo a la vista por la misma razón, y solo tendrás lo mejor de ambos mundos si consigues jugar en PC VR… pero con un casco inalámbrico. Pero por menos de 30 euros, incluido todo el DLC, o como actualización de 10 euros para quienes posean el primer juego, yo diría que no te puedes equivocar en lo que a zombis de VR se refiere, siempre que no busques la profundidad, o el lujo, o las acciones avanzadas con las manos de The Walking Dead: Saints & Sinners, Resident Evil 4 o Village, o el inminente Metro Awakening VR.
La VR está viviendo otra reaparición más en el último trimestre de este año, una de tantas tras otra sequía (y un decepcionante rendimiento de PS VR2), y aunque sabemos que aún no va a ser la definitiva, que no va a establecerse en el público general como parecía que iba a ocurrir tras Quest 2, el hecho de que vayamos a tener esta experiencia actualizada sólo puede ser una buena noticia. Me ha enganchado, me ha hecho reír, me ha hecho fumar como un actor de película de los 90 mientras reventaba la cabeza de docenas de Freddies en medio de un amasijo desmembrado, y ahora quiero seguir jugando en cooperativo para dos jugadores. Ahora dadnos más, dadnos Metro VR, el anime de Gundam, los juegos de mesa de All on Board, ¡y mucho más!
