El intento del Ministerio de Sanidad de que este invierno las comunidades adopten medidas similares si se disparan los contagios de gripe y covid, de momento, ha naufragado. La Comisión de Salud Pública, que reúne a nivel técnico al Gobierno y las autonomías, ha aplazado a noviembre la decisión sobre la puesta en marcha del plan de medidas de coordinación propuesto por Ejecutivo y que contempla la posibilidad de que se imponga la mascarilla en los centros sanitarios, en el caso de que haya una trasmisión muy alta. Hasta entonces, el documento seguirá siendo debatiendo.
El secretario de Estado de Sanidad, Javier Padilla, ha culpado a las autonomías del PP del aplazamiento y de “frenar un documento redactado por sus propios técnicos para tener, por primera vez, un plan de actuación común frente a la epidemia de virus respiratorios”. “La irresponsabilidad es enorme y ojalá recapaciten”, ha indicado en la red social X.
Por su parte, las comunidades populares han criticado al equipo de Mónica García por proponer un plan “muy verde, que adolece de falta de criterio técnico y de cierta improvisación” porque “en ningún momento hay una información comparable entre las comunidades que nos permita implementar medidas simultáneas“, en palabras de la directora de Salud Pública de la Comunidad de Madrid, Elena Andradas.
La opinión de las comunidades
A su juicio, dado que la reunión se ha aplazado a noviembre, “no parece muy factible” que se llegue a un acuerdo que permita implementar medidas coordinadas “en esta temporada” de virus respiratorios. “Se puede seguir trabajando para la temporada próxima“, ha indicado, además de señalar que el problema es que la propuesta de Sanidad “destila cierta nostalgia” de la pandemia, pero la situación actual es “absolutamente distinta”.
Madrid sostiene que no solo han mostrado su rechazo comunidades gobernadas por el PP, sino que otras, de distinto color político, han pedido también más tiempo para hacer aportaciones al documento. Catalunya no ha sido una de ellas, dado que no ha presentado ninguna enmienda a un plan en cuya elaboración han participado, en las reuniones previas, los técnicos de la Conselleria de Salut, al igual que los especialistas de otras autonomías.
Respecto al uso de mascarilla, fuentes de Salut indican que, “como en anteriores ocasiones y dependiendo de la situación epidemiológica, se valorará su uso, puesto que ha demostrado eficacia frente a los virus respiratorios”. “La situación de normalidad actual no hace necesario el uso de este elemento”, añaden.
El plan del Gobierno
Sanidad cree necesario adoptar medidas similares para evitar la imagen de descoordinación que ha habido en los últimos años, teniendo como base la actuación durante la fase más dura de la pandemia y los indicadores del Sistema de Vigilancia de las Infecciones Respiratorias agudas (SiVIRA), entre otros registros. En base a la información de cómo vaya ascendiendo el nivel de contagios, el Gobierno propone cuatro escenarios posibles de transmisión (0, 1, 2 y 3) e ir endureciendo las actuaciones si se va escalando en el nivel de riesgo. El objetivo también es evitar la saturación de los centros hospitalarios, anticipando las medidas de prevención.
No obstante, en la mayoría de niveles, la propuesta gubernamental contiene solo recomendaciones y solo aboga por “valorar” la adopción de actuaciones “adicionales y excepcionales” en el escenario 3, entre las que podría acordarse la obligatoriedad de la mascarilla en los centros sanitarios u otros espacios.
En el resto de niveles la mascarilla es recomendable para personas con síntomas respiratorios -en cualquier lugar-, así como para el personal sanitario y los pacientes y acompañantes en los centros sanitarios. Asimismo, Sanidad aboga porque se permita el teletrabajo a las personas contagiadas o con síntomas compatibles con infecciones agudas.
El trasporte y las tiendas
A partir del escenario 2, el borrador aconseja a las personas vulnerables a sufrir complicaciones que usen mascarillas en espacios interiores como el trasporte público o las tiendas, así como en espacios de ocio como salas de conciertos, gimnasios o eventos multitudinarios al aire libre. Asimismo, propone impulsar medidas que “eviten la aglomeración de personas en sitios cerrados”. También recomienda el uso de cubrebocas a los trabajadores de residencias y que sean reubicados cuando tengan síntomas. Si no es posible, propone que sean dados de baja cinco días.
En este nivel, en los centros sanitarios la mascarilla estará “indicada” tanto para trabajadores como para pacientes, pero Sanidad plantea que se pueda valorar “su obligatoriedad de manera general o en los centros que según su situación específica y vulnerabilidad así se determine”.
En el escenario 3, el más grave y considerado de riesgo “muy alto” de trasmisión, el borrador abre la puerta a además a adoptar “medidas adicionales y excepcionales” y a coordinar estas actuaciones mediante reuniones extraordinarias del Consejo Interterritorial de Salud.