Tras 34 años de trayectoria, Sergio Dalma celebra su veteranía, pero con muchas ganas de seguir innovando y aprendiendo. Ya no hay pudor, prejuicios ni miedo. Ahora, el artista es más atrevido, aunque siempre con la “esencia Dalma”. Después de pasar por Murcia en febrero, el cantante presenta mañana su nuevo disco en el Auditorio El Batel del Cartagena.
El título del álbum, Sonríe porque estás en la foto (2023), ya infunde mucha vitalidad. ¿Por qué decidiste este nombre?
Nosotros teníamos prácticamente ya el repertorio elegido del disco y, cuando recibí esta canción, pensé que daba la idea global de lo que queríamos transmitir en todo el trabajo. Es decir, ese positivismo, el que la música siga siendo esa escapatoria para ayudar a la gente… Estamos en un momento donde tenemos muchos inputs negativos. Cuando alguien tropieza y se cae, la música es ese empujón para seguir adelante. Y creo que es una clara declaración de intenciones.
Al final es un llamamiento a la sociedad para que sonría a pesar de las malas noticias.
Sí, así es. Es una postura ante la vida. Aunque se arrugue la cara, pero, al menos, el alma la tenemos bien reactiva.
Analizando un poco la frase, también es una manera de demostrar que si no estás en el foco mediático parece que no existes en esta industria.
Sí, efectivamente. Desde que yo empecé a ahora, la industria musical, discográfica y la sociedad han cambiado. Uno intenta seguir luchando para seguir teniendo ese espacio en el mercado nacional sin perder el estilo y la esencia, pero queriendo evolucionar. Y rodearte de gente muy joven, que te aporte esa frescura a lo que tú pretendes hacer. Para mí ha sido muy divertido trabajar con seis productores, que a priori pensaba que era una locura y al final todo fluyó muy bien. Conjugar veteranía con gente joven y redescubrir otra vez esa música, ese sonido de los ochenta con gente joven ha sido como muy explosivo, muy divertido.
Esa vitalidad que se transmite en el disco, ¿refleja el buen momento que estás viviendo ahora?
Yo diría que sí. Cada vez que tú muestras un trabajo, también muestras un poco de ti a nivel personal. Siempre me he considerado un tipo muy inquieto, con ganas de evolucionar, de preparar cosas. Ahora que está tan de moda lo de la zona de confort, yo intento estar bastante alejado. Mientras uno tenga esa forma de pensar, esa ilusión y ganas de seguir disfrutando de su trabajo y seguir compartiéndolo, es buen síntoma.
En el disco vemos a un Sergio Dalma muy distinto, que ha explorado nuevos estilos.
Sí. Nosotros en el concierto seguimos repasando aquellas canciones de siempre, pero con un toque diferente y que suenen tan actuales como las de ahora. Estamos atravesando un momento que si no te actualizas, te quedas un poco descolgado y eso no me apetece.
¿Hay algún estilo en el que no te verías cantando?
Hay cosas que a lo mejor no te sientes tan a gusto. Yo venía del mundo de las orquestas cuando empezaba y cantábamos todo tipo de cosas, pero ahora, que uno tiene su propio estilo y han pasado los años, te sientes a gusto con lo que tú haces. Cuando yo ahora he trabajado con estos autores y productores jóvenes, les decía que se olvidaran del Sergio Dalma que hasta ahora tenían reconocido. Hemos intentado hacer cosas nuevas, pero sin perderme. Yo creo que mientras uno sea coherente con lo que hace y respetando la forma de ser y con lo que tú has crecido y te reconocen, siempre es bienvenido. Sin volverte loco, claro.
El «estilo Dalma» siempre está ahí, ¿no?
Esperemos que sí. Yo cada vez que entro en el estudio de grabación y hago una probatura con alguna canción, siempre está la obsesión de decir si suena a Dalma.
Con tantos discos a tus espaldas, ¿crees que aún tienes que seguir demostrando en cada álbum?
Demostrándotelo a ti mismo. Con los años me he dado cuenta que mi público es fiel, pero es exigente también. Quiere que le sorprenda y que haga cosas nuevas, pero sin perder mi personalidad. Yo considero que uno tiene siempre que ser exigente.
¿Es una autoexigencia?
Sí. De hecho, yo cada vez que me planteo un disco, pienso como si fuera el primero o como si fuera el último, por lo que tienes que dar todo.
¿Se sienten los mismos nervios que cuando sacaste el primero?
Sí, porque quieres superarte con lo anterior, pero sin que esto tampoco te descolore y te saque de tu plan de trabajo, pero sí, te exiges. Yo me pongo muy nervioso cada vez que debo subir a un escenario porque creo que ese público que paga esa entrada merece lo mejor y tú quieres estar al 100 %. Eso beneficia al espectáculo y tu trabajo.
Llama la atención que, aunque tu público no sea gente joven, cualquier adolescente se sabe una canción tuya. ¿Esto se ve en los conciertos?
Eso es sinónimo de que uno ya es veterano y que alguna canción sí se ha convertido en clásico. Hay canciones como Bailar pegados y Galilea que las canta gente que no había ni nacido cuando se publicaron, y que se las saben de arriba a abajo. A lo mejor han tenido ese referente de los padres o de los hermanos mayores. Y eso es bueno. Convertirte en un clásico, yo diría que es el sueño de cualquiera. Y yo ahora ya lo puedo decir un poco.
¿Le sigues teniendo cariño a esas canciones o te empiezan a dar rabia?
No, les sigo teniendo cariño, pero por un motivo. Yo nunca he dejado que las canciones fueran creciendo. Las he vestido de otra forma, las interpreto de otra forma, el sonido es totalmente distinto… Si tuviera que hacer el mismo arreglo que la versión original, después de casi 35 años, sería aburrido. Yo quiero que suene tan actual y que sea tan importante como las del último disco. Nunca dejo que se convierta en algo que me produzca cansancio cantarla.
Tras tantos años sobre el escenario, ¿hay en mente una retirada?
De momento, la salud me lo permite y la ilusión hace que siga teniendo ganas de subir al escenario. Ojalá tenga la cabeza suficientemente despejada y clara para decir que sea yo quien me jubile, que no sea el público.
¿Y cómo ves a las nuevas generaciones musicales?
Yo apuesto mucho por las nuevas generaciones. Trabajo con varios productores, con autores nuevos constantemente… Incluso en la banda conjugamos gente veterana con gente joven. Creo que es bueno y hay que apostar por ellos. Son gente muy preparada, de la cual he aprendido. Ojalá ellos también hayan aprendido algo de mí. Como siempre, hay gente mejor que otra, pero en general creo que son generaciones que vienen muy preparadas.