Laporta ganó las elecciones la primavera de 2021 y después de tres años al frente del club se puede decir que su llegada no ha acabado siendo una revolución para la entidad. Ha pasado mucho tiempo y hoy, que se abre el mercado de verano, todavía no estamos en la regla del 1:1 a la que se adentró tras sus primeras decisiones, se han activado una serie de palancas (que no dejan de ser créditos a futuro) hasta perder la cuenta para equilibrar los balances económicos y los títulos a nivel deportivo han escaseado. No fue una revolución repleta de ideas nuevas y una manera innovadora de funcionar, sino que el club va a un ritmo preocupante, que nada tiene que ver con lo deseable.
Sí fue esta revolución cuando ganó las elecciones en 2004 y con la aplicación del círculo virtuoso, un diseño en el que los éxitos deportivos tenían que cambiar, y lo hicieron, el rumbo de la entidad a nivel económico. Eso sí fue un cambio. Una revolución. Hoy, el círculo virtuoso no existe.
Hay muchas razones para que se haya llegado a este punto en el que el pasado nada tiene que ver con el presente, ni lo que se quiso vender en la campaña electoral. El principal, sin embargo, es uno y está muy claro: el ‘leitmotiv’ no es el buen funcionamiento del equipo de fútbol. Hay muchas otras motivaciones que distorsionan el focus que debería tener la junta directiva.
Solo hay que ver detalles para constatar que es así: las malas maneras en la que dos mitos del barcelonismo como Xavi y Koeman han salido y el poco apoyo que recibieron durante su estancia; la política de fichajes según la cual todo parece indicar que la próxima temporada seguiremos teniendo a los dos Joaos en el Barcelona tras un rendimiento pésimo en la primera; el interés en vender a jugadores que no tienen un agente amigo como Mendes o Pini Zahavi (Araujo o De Jong) o la continuidad de otros (Raphinha) con proteccion respecto al resto; la elección del entrenador por tener un agente afín o la del director deportivo, el entrenador del filial o el que vendrá al Juvenil A (que no tiene ni carnet de entrenador, pero también amigo, eso sí) sin ADN Barça. Hoy el círculo virtuoso es otro.
Cuando el objetivo es hacer todo lo posible para que el equipo vaya bien, el riesgo de cometer errores se reduce en gran medida. Habrá equivocaciones, pero el focus, el objetivo, la mirada te permite seguir un plan de acción, un camino hasta intentar llegar al éxito deportivo. Cuando esta mirada no existe, cuando las decisiones se toman por intereses económicos o de amistad o incluso familiares, los diferentes caminos se mezclan y desaparece el horizonte. El horizonte pasa ser el hoy o la aplicación de una nueva palanca para saltar el último obstáculo que aparece en el camino.