A pesar de ser un elemento básico en nuestro cielo nocturno durante los últimos 25 años, ya casi es hora de que la International Space Station sea desmantelada y ponga fin a su mandato operativo. La instalación cósmica se apagará en 2030 y, con ese motivo, la NASA deberá retirarla de la órbita.
¿Cómo lo hará? Muy sencillo. Hundirá la ISS en el océano, en un descenso controlado diseñado para evitar las poblaciones civiles. La propia NASA no asumirá la responsabilidad de esta tarea, ya que en su lugar ha recurrido a la agencia comercial y rival SpaceX para completar este objetivo.
El trabajo consistirá en que SpaceX cree un vehículo de órbita estadounidense que “proporcione la capacidad de abandonar la órbita de la estación espacial y garantice que se evitan los riesgos para las zonas pobladas”.
La NASA pagará a SpaceX 843 millones de dólares para abordar este problema, a pesar de que la responsabilidad de garantizar que la ISS esté preparada para la puesta fuera de órbita recaerá en las cinco agencias que la utilizan habitualmente, entre ellas la NASA, la European Space Agency, Canadian Space Agency, Japan Aerospace Exploration Agency y la State Space Corporation Roscosmos (Rusia).
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