Si alguna certeza hay en el actual Barça es que Lamine Yamal es el jugador con más talento y mayor proyección. Lo es, además, con muchísima diferencia. Y por si alguna duda quedaba, algo que solo los más torpes o los más anti barcelonistas podrían tener, L’Equipe le ha designado mejor jugador de la temporada nacido después del uno de enero de 2005. Es el equivalente al Balón de Oro de los más jóvenes. Pues bien, es alrededor de esta certeza donde ha de hacerse fuerte el Barça en la reconstrucción de un equipo ganador. Lamine, como en general su cantera, es un regalo del cielo. Están ahí gratis; sin ellos, esta travesía del desierto sería interminable.
Flick y Deco no pueden equivocarse ahí. Es la gran oportunidad del Barça para salir de la crisis
Todos los grandes equipos han crecido alrededor de una figura histórica a la que rodearon de otros grandes futbolistas que alimentaron al crack y juntos se hicieron mejores. No es nada nuevo. Muchos de ustedes, y desde luego un servidor, lo vio con Cruyff en los años setenta, más tarde con Ronaldinho y sobre todo con Messi. Y aunque no lo vi con Kubala, en los años cincuenta ocurrió lo mismo. Todos tuvieron un equipazo al lado. Es el momento de Lamine Yamal, más que de Lewandowski, por si acaso alguien corre el riesgo de equivocarse. Flick ha de hacer y evolucionar un sistema que le beneficie, como hizo Guardiola con Messi, y ponerle al lado a todos y cada uno de los futbolistas a los que su talento puede convertir en mejores de lo que son. Flick y Deco no pueden equivocarse ahí. Es la gran oportunidad del Barça.