La salud prostática es una preocupación que afecta a millones de hombres en todo el mundo, especialmente a medida que envejecen. ¿Tiene algo que ver con la actividad física a lo largo de la vida?
La glándula prostática, ubicada debajo de la vejiga, juega un papel crucial en la salud reproductiva masculina.
No obstante, problemas como la hiperplasia prostática benigna (HPB) y el cáncer de próstata son comunes. Sin embargo, una de las mejores estrategias para mantener una próstata saludable es a través del ejercicio regular.
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Beneficios del ejercicio para la salud prostática
El ejercicio regular ayuda a mantener un peso saludable, lo cual es crucial ya que la obesidad se ha relacionado con un mayor riesgo de desarrollar enfermedades prostáticas. Una menor cantidad de grasa corporal reduce las inflamaciones y el riesgo de HPB y cáncer de próstata.
Además, los ejercicios cardiovasculares, como caminar, nadar o andar en bicicleta, no solo mantienen el corazón en forma, sino que también mejoran la circulación sanguínea, lo que puede ser beneficioso para la salud prostática. Una mejor circulación significa un mejor suministro de oxígeno a los órganos, incluida la próstata.

El ejercicio regular también tiene la capacidad de reducir los niveles generales de inflamación en el cuerpo. Esto es importante ya que la inflamación crónica está involucrada en el desarrollo de problemas prostáticos.
Además, el ejercicio ayuda a mejorar la salud metabólica, La actividad física regula niveles de glucosa en sangre y mejora la sensibilidad a la insulina, lo que puede proteger indirectamente la salud prostática. Los desórdenes metabólicos se han vinculado con un aumento del riesgo de problemas prostáticos.
Tipos de ejercicio beneficiosos para la próstata
Ejercicios aeróbicos: caminar, correr, nadar y montar en bicicleta son excelentes opciones. Se recomienda al menos 150 minutos de actividad moderada a la semana.
Entrenamiento de fuerza: fortalecer los músculos mediante ejercicios de resistencia, como levantamiento de pesas, no solo ayuda al control del peso sino que también potencia la producción de hormonas beneficiosas para la salud prostática.

Ejercicios de Kegel: fortalecen los músculos del suelo pélvico, lo que puede ayudar a reducir los síntomas de la próstata agrandada y mejorar el control de la vejiga.
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Consideraciones y precauciones
Aunque el ejercicio es beneficioso, es importante abordar cualquier nuevo régimen de ejercicio con precaución, especialmente para aquellos sin experiencia.
Consultá a un médico antes de iniciar cualquier programa de ejercicio, especialmente si tenés una condición médica preexistente.
Además, se recomienda comenzar lentamente e ir aumentando gradualmente la intensidad y duración de los ejercicios.
Escuchá a tu cuerpo y descansá si experimentás dolor o malestar. El ejercicio es una herramienta poderosa para promover no solo el bienestar general, sino también la salud específica de la próstata. Al integrar actividades físicas regulares en el estilo de vida, se pueden reducir significativamente los riesgos de enfermedades prostáticas.
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La combinación de un mantenimiento de peso saludable, una circulación mejorada y la reducción de inflamaciones son solo algunos de los beneficios que la actividad física ofrece a la salud prostática.