Los más de 5,000 exoplanetas confirmados hasta ahora pueden etiquetarse en categorías muy específicas. Algunos son súpertierras, minineptunos, gigantes de hielo o gigantes gaseosos, dependiendo de su tamaño, masa, temperatura, composición o presencia atmosférica. Nadie dijo que esa categorización estaba completa. Después de décadas de investigación planetaria, científicos han encontrado un nuevo tipo de cuerpo: los súpervenus.
Los súpervenus son exoplanetas rocosos de mayor tamaño que la Tierra, pero con una atmósfera densa de dióxido de carbono (CO2). En el sistema solar no hay algún cuerpo con esas características. Tras varios años debatiendo los componentes del exoplaneta GJ 1214b por fin se confirma que es el primero en presentar señales de un súpervenus. Los resultados fueron publicados en la revista The Astrophysical Journal Letters.
La naturaleza de GJ 1214b es en su mayoría una incógnita. Se encuentra a 48 años luz del sistema solar en la constelación de Ofiuco. Si bien tiene el comportamiento de un planeta y es posible observarlo mientras pasa frente a su estrella madre, con su sombra solo era posible intuir su tamaño, velocidad de órbita y masa.
Un equipo de científicos de la Universidad de Arizona y el Observatorio Astronómico Nacional de Japón quiso definir qué clase de exoplaneta era GJ 1214b. Utilizaron la potencia del Telescopio Espacial James Webb de la NASA para observar el tipo de atmósfera que lo envolvía. Durante el tránsito entre un planeta frente a su estrella, los componentes que lo envuelven quedan expuestos. En la hipótesis, el exoplaneta debía ser una supertierra o un minineptuno. Los datos obtenidos no pertenecían a ninguna de las categorías.
No había hidrógeno o agua, sino concentraciones de dióxido de carbono como en Venus. Los científicos aplicaron un segundo estudio para confirmar lo que el James Webb había vislumbrado. Los modelos computacionales sostenían que era CO2 lo que envolvía al exoplaneta. Habían encontrado un planeta exótico fuera del sistema solar y lo único que puede comparársele es el que los astrónomos han catalogado como el «gemelo malvado de la Tierra«.
Venus es el segundo planeta más cercano al Sol, solo superado por Mercurio, pero alberga una temperatura superior a él. Si una persona se parara en la superficie se enfrentaría a una temperatura de 467° C. A modo de comparación, en la Tierra, el agua hierve a los 100° C. La alta temperatura de Venus se debe a su densa atmósfera de dióxido de carbono que envuelve al cuerpo en un eterno efecto invernadero.
De acuerdo con la documentación disponible, Venus tiene esa composición atmosférica por una combinación de factores geológicos y químicos. El planeta probablemente albergó agua líquida como en la Tierra, pero la cercanía con el Sol provocó su evaporación y posterior división entre sus componentes. El hidrógeno habría escapado al espacio mientras que el oxígeno permaneció para combinarse con el carbono y formar dióxido de carbono. Además, presenta una alta actividad volcánica que libera una gran cantidad de CO2.
Las clases de exoplanetas más comunes se encuentra en un rango de tamaño entre la Tierra y Neptuno. Cuando se encuentran con un cuerpo de esas dimensiones, los astrónomos debaten si son planetas rocosos similares a la Tierra con gruesas atmósferas ricas en hidrógeno, o planetas helados similares a Neptuno rodeados de atmósferas ricas en agua, llamados mundos acuáticos. Ahora deberá incluirse un tercer tipo: los superneptunos.