Joe Biden ha querido señalar el camino a su sucesor en la Casa Blanca, justamente cuando el mundo se pregunta cómo y en qué términos Donald Trump conseguirá poner fin al conflicto de Ucrania. En su último discurso sobre política exterior, el presidente saliente de EEUU ha hecho un balance positivo de su gestión de la guerra en el este de Europa, asegurando haber “sentado las bases” durante su mandato para que el magnate neoyorkino pueda proteger al país eslavo y garantizar su independencia frente a los embates de su poderoso vecino del este, Rusia. Un tono de autocomplacencia que se repitió cuando evocó los otros dos grandes desafíos a los que se enfrenta en la actualidad la diplomacia norteamericana: una tregua es “inminente” en la martirizada franja palestina de Gaza, y su país está imponiéndose en la competición global con el gigante asiático, según se desprende de sus palabras.
El aún líder de la Casa Blanca ha querido aprovechar la ocasión para recordar cómo arrancó la invasión rusa de Ucrania. Putin “pensó que conquistaría Kiev en cuestión de días pero la verdad es que, desde que comenzó esa guerra, yo soy el único que ha visitado el centro de Kiev“, ha subrayado con ironía dirigida a su homólogo ruso. Casi tres años después del inicio de las hostilidades, “Ucrania sigue siendo un país libre e independiente con potencial para un futuro brillante”, ha destacado, antes de pasar el testigo a su sucesor: “Hemos sentado las bases para que la próxima Administración pueda proteger el futuro brillante del pueblo ucraniano”.
Condenas al Kremlin
Para Putin y el Kremlin, Biden no ha ahorrado condenas y valoraciones desfavorables, haciendo un análisis general de la situación en los casi tres años transcurridos y sin dar importancia al momento actual, en el que las tropas rusas parecen llevar la iniciativa en el campo de batalla, particularmente en los frentes del este del país. “Cuando Putin lanzó su invasión, yo tenía dos trabajos: uno era unir al mundo y defender a Ucrania, el otro era evitar la guerra entre dos potencias nucleares; hicimos ambas cosas”, ha reivindicado. Gracias a sus gestiones, considera el mandatario, Washington ha logrado ensamblar una coalición de una cincuentena de naciones y aprobar “sanciones sin precedentes” contra Moscú. Todo ello le ha permitido aseverar que Rusia estaba “perdiendo en el campo de batalla” y que la economía rusa se halla en estos momentos “bajo gran presión“.
En este esprint final de su mandato, Biden ha emulado hasta cierto punto la trayectoria de un predecesor en el caso suyo recién fallecido y enterrado: Jimmy Carter, quien consiguió un pacto con el régimen del ayatolá Jomeini en Irán para la liberación de los rehenes capturados por los estudiantes iranís en noviembre de 1979. En su caso, se trata de un acuerdo entre Israel y Hamás, que abra el camino a que callen las armas en la franja y sean liberados los rehenes israelís capturados el 7 de octubre de 2023. “Estamos a punto de que una propuesta que expuse en detalle hace meses finalmente llegue a buen término”, ha proclamado, antes de enfatizar: “estamos presionando mucho para cerrar el acuerdo”.
Las negociaciones están teniendo lugar en Catar y en ellas se ha involucrado el mismo emir catarí, el jeque Tamin bin Hamad al Thani. Biden estuvo todo el tiempo flanqueado por su secretario de Estado, Anthony Blinken, quien ha defendido de nuevo la necesidad de hallar un acuerdo que implique garantías de seguridad para Israel y la posibilidad del pueblo palestino de establecer su propio Estado. “Muchas personas inocentes han sido asesinadas, muchas comunidades han sido destruidas. El pueblo palestino merece la paz y el derecho a determinar su propio futuro. Israel merece la paz y una seguridad real, y los rehenes merecen reunirse con sus familias”, ha enfatizado.
Acerca de la pugna por la primacía económica con China, el aún presidente norteamericano se ha limitado a garantizar que la hegemonía de EEUU no se halla en peligro: “Según las últimas predicciones, a la vista de la trayectoria actual de China, nunca nos superarán. Punto”.