A escasos horas de la Noche Buena, se tiene un movimiento fuera de lo habitual en todos los ámbitos de la sociedad, y hasta pareciera que mental y biológicamente uno tiene otra motivación para las fechas con sentimientos encontrados.
La Navidad es una época de reflexión y esperanza, un momento para celebrar en familia y valorar lo que realmente importa en nuestras vidas, o al menos debería importar. En Paraguay, esta festividad no solo representa una ocasión para el encuentro y el disfrute, sino también una oportunidad para pensar en los desafíos que enfrentaremos en el 2025 y más allá.
Sigue teniendo algo de magia para el ser humano, no precisamente por la conciencia del verdadero significado de la fecha en sí, pero por su esencia que trasunta indiferencias.
Y es así que uno se obliga a pensar en reencuentros en familia, reflotando sentimientos naturales humanos y cristianos, que en varios pasajes de todo un año no tienen la misma consideración.
La Navidad también es tiempo de paz y de amor, lo que implica perdonarse y pedir perdón, analizar realidades, de lo efímero que somos y de lo necesario que son y somos.
Esta Noche Buena, debería reencontrarnos con el más puro sentir de solidaridad, empatía y afecto, como signo de cambio duradero que debe empezar por uno mismo.
La Navidad simboliza la esperanza y la renovación. Es un recordatorio de que, a pesar de las dificultades, siempre hay una luz al final del túnel. En este sentido, Paraguay tiene mucho por lo que trabajar y mucho que esperar. Desde la lucha contra la desigualdad y la pobreza, hasta la promoción de una economía más inclusiva y sostenible, los desafíos son grandes, pero no insuperables.
Vivir estas fechas bajo principios propios, y apelar a la bendición del Niño Jesús, para que llene de amor y paz cada hogar paranaense y paraguayo, también sumará para que se pueda estar mejor.
Estar en comunión con Dios, con la fe que se profese y por sobre todo con nuestros semejantes, forma parte del anhelo de tiempos mejores.
Y es así que se debe fortalecer la esperanza y la acción para que el año que se aproxima se tengan desde el poder acciones concretas encaminadas al bienestar general, y la tan necesaria erradicación de la corrupción estatal.
Todos debemos hacer nuestra parte, cumplir con deberes y obligaciones, y exigir praxis adecuadas.
La Navidad es un tiempo de esperanza, pero también de acción. Mientras celebramos esta festividad con nuestros seres queridos, es importante que miremos hacia el futuro con determinación y compromiso. Los desafíos que enfrentamos en 2025 pueden parecer desalentadores, pero con unidad, esfuerzo y solidaridad, nuestra nación puede superarlos y avanzar hacia un futuro mejor.
Que el espíritu de la Navidad nos inspire a trabajar juntos por un país más fuerte, justo y sostenible.
Reivindicar la honestidad como principio rector de conductas de todos, es una de las recetas obligadas y de resultado inmediato.
Desde el Diario TNPRESS, directivos, periodistas y todo plantel de funcionarios, ratificamos augurios de tiempos mejores para el pueblo paraguayo, por lo que, como cada año, elevaremos nuestras plegarias en ese propósito, con fe en la misericordia del Creador del Universo para que los 12 meses que se aproximan, el Niño Jesús bendiga los hogares de nuestros lectores y amigos. Que el futuro inmediato sea próspero y bendecido.
FELIZ NAVIDAD Y UN VENTUROSO 2.025