El cese del portavoz de Sumar, Íñigo Errejón, tras las denuncias sobre acoso sexual ha generado un terremoto en la izquierda cuyas réplicas han abierto otro frente a Pedro Sánchez. Por una crisis de credibilidad respecto a la bandera feminista de la coalición y por la desestabilización de Sumar. La crisis del socio minoritario agita a todo el espacio a la izquierda del PSOE, en una espiral competitiva por hacerse con su hegemonía. Pedro Sánchez ha querido mostrar su total respaldo a la vicepresidenta segunda y líder de Sumar en la coalición, Yolanda Díaz, al considerar que actuó rápido con la petición de dimisión y posicionándose del lado de las víctimas. Al mismo tiempo, el jefe del Ejecutivo ha reconocido en conversación informal con los periodistas durante su viaje a India que esta situación es “dolorosa y desagradable” para un Gobierno “feminista y de izquierdas”.
Con un discurso similar al que se utiliza frente a los casos de corrupción, contraponiendo que “unos amparan y otros actuamos”, Sánchez ha rechazado lecciones de la oposición. “Vox tiene un diputado condenado por violencia de género”, ha señalado para poner en valor que “Yolanda [Díaz] cuando supo de la situación actuó con contundencia, rapidez y sin matices”. Pese al shock producido en el Gobierno de coalición por este caso, el jefe del Ejecutivo ha querido quedarse con la parte positiva de que el movimiento feminista se haya consolidado de tal manera que no consienta este tipo de situaciones.
Sin querer valorar en cómo afectará a Sumar la salida de una de sus principales caras por un caso de acoso sexual, Sánchez sí ha mostrado dudas sobre el futuro del espacio a su izquierda. “Tenemos una legislatura por delante, ya veremos cómo llegamos todos” a 2027, ha explicado tras hacer memoria sobre que el PSOE tuvo como principal partido hegemónico en este espacio a Izquierda Unida, luego a Podemos y ahora a Sumar. “Veremos cómo se articula espacio” de cara a las próximas elecciones generales ha señalado sin dar nada por seguro.
Lo que sí ha negado es que la debilidad de Sumar vaya a afectar a la coalición o a la negociación de Presupuestos. Ni siquiera después de que Podemos haya subido el precio de sus apoyo. Según entiende el jefe del Ejecutivo, las fuerzas de izquierda van a preferir siempre unas cuentas públicas acordes a la coyuntura económica y con políticas de izquierdas, pese a manifestar sus “matices”.
El riesgo principal viene por la pugna entre Sumar y Podemos por el espacio a la izquierda del PSOE. Una batalla que replantea la relación con los socialistas con una espiral para endurecer sus posiciones contra el Gobierno. Los morados han reclamado como exigencia para apoyar los Presupuestos la obligación a los propietarios de rebajar en un 40% los alquileres y romper relaciones con Israel. Si bien algunos ministros socialistas consideran “inviables” esas demandas, Sánchez ha evitado valoralas al insistir en que “estamos en un momento de negociación” de las cuentas públicas.
Congreso de Junts
El temor es que esta pugna derive en posiciones de bloqueo, con Podemos tratando de recuperar autoridad en este espacio desde posiciones más rupturistas. Ante ello, Sumar ha entrado en la carrera por marcar propio frente al PSOE. Esta misma semana hicieron pinza con el PP para que el Gobierno tenga que pedir autorización al Congreso antes de enviar armas al extranjero y dejaron sola a la ministra de Vivienda, Isabel Rodríguez, durante su comparecencia en el pleno. Un juego de suma cero a su izquierda. Los socialistas necesitan tanto a Sumar, socios de coalición, como a los diputados morados para asegurar las mayorías parlamentarias.
Sobre las conversaciones con Junts, con quienes todavía se está abordando la carpeta de la senda de déficit, Sánchez ha querido mostrarse optimista a su manera al destacar que el trasfondo de esta legislatura es que “todos los operadores políticos hagan política”. Algo a lo que habría contribuido, según defiende el jefe del Ejecutivo, la ley de amnistía. Más concretamente, sobre si del congreso de Junts que se cierra este domingo abrirá una vía de colaboración más pragmática o llevará a los de Carles Puigdemont hacia posiciones más rupturistas, Sánchez ha argumentado que “se hace camino al andar”, confiando en la voluntad de “hacer política”.