El 21 de octubre comenzó en Cali, Colombia, la edición número 16 de la Cumbre de Biodiversidad más importante del mundo; la COP del Convenio sobre Diversidad Biológica (CDB) de las Naciones Unidas. Del 21 octubre al 1° de noviembre, delegados de 196 países revisarán los avances en los compromisos adquiridos hace dos años en Montreal. Esta será la primera asamblea que adopta el marco mundial sobre biodiversidad de Kunming-Montreal, el histórico acuerdo alcanzado en diciembre de 2022 en Canadá, que fijó 23 ambiciosos objetivos para detener e invertir la pérdida de naturaleza de aquí a 2030.
Pero el camino no será fácil: según los resultados, “más del 80% de los países aún no han presentado estrategias nacionales”, los llamados ‘Planes Nacionales de Biodiversidad’ sobre cómo pretenden alcanzar estos objetivos. Solo unas pocas naciones, especialmente ricas en biodiversidad, como Brasil, están elaborando planes a largo plazo. “El número final de planes disponibles al término de la cumbre dará una idea de la seriedad con la que los países se están tomando el acuerdo”, señala The Guardian.
¿Por qué se celebró en Colombia?
De acuerdo con el listado de Global Big Day 2024 de la Universidad de Cornell, Colombia se ubica a la cabeza de los países biodiversos. El 53% de su territorio está cubierto por bosques y cuenta con 63 Parques Nacionales Naturales que abarcan 20 millones de hectáreas con 1,558 especies de aves; incluidos 170 tipos de colibríes, y más de 4,250 especies de orquídeas. Susana Muhamad González, ministra de ambiente y presidenta de esta edición 16 de la COP, destaca que “Colombia es el epicentro de la acción climática mundial, uniendo líderes y expertos para abordar el desafío más grande de nuestra era: proteger nuestro planeta y asegurar un futuro sostenible”.
Este 2024, la ciudad colombiana que acoge la cumbre es Cali, ubicada en la región Sur del Valle del Cauca, uno de los cuatro departamentos que poseen la riqueza natural del litoral de Pacífico, una zona rodeada por selva, la corriente purificadora de los ríos y la fuerza del mar Pacífico en el noroccidente del país.
Financiamiento y biopiratería
La cuestión más urgente por resolver es el financiamiento de la conservación: los países en desarrollo piden más recursos para proteger la naturaleza en sus territorios. En Montreal se prometió movilizar 30,000 millones de dólares al año de aquí a 2030, con un primer paso de 20,000 millones para 2025. Los próximos días serán decisivos para ver si países ricos como Reino Unido y la Unión Europea cumplen realmente sus promesas.
La cumbre también abordará otros retos cruciales para el futuro de la biodiversidad mundial. Uno de ellos es la llamada biopiratería, es decir, la explotación de los recursos genéticos de los países en desarrollo por empresas farmacéuticas y biotecnológicas de los Estados ricos. Los recursos genéticos son la riqueza de información contenida en el ADN de plantas, animales y microorganismos, que puede utilizarse para desarrollar nuevos fármacos, terapias médicas y productos agrícolas e industriales. Las empresas emplean los conocimientos tradicionales de los pueblos indígenas y locales, que durante siglos han acumulado sabiduría sobre las propiedades medicinales de las plantas, para identificar los activos más prometedores y desarrollar nuevos productos comerciales.