Los frecuentes asaltos a los paseros que se dedican a transportar productos electrónicos, específicamente celulares de alta gama para ser enviados a los países vecinos de contrabando a través de las aguas del Rio Paraná, devela la vulnerabilidad de la frontera. Los delincuentes tienen la libertad de operar como quieren ante la inacción de la Armada Paraguaya, que hace caso omiso al flagelo.
El Puerto Tres Fronteras de Presidente Franco es una puerta abierta para el contrabando y la informalidad, donde se mueven mercaderías y productos electrónicos a gran escala por el nulo control. Esto propicia una ola de asaltos, porque el sitio es utilizado por los grandes contrabandistas brasileños y argentinos para transportar sus mercaderías.
Un nuevo asalto a paseros que se dirigían al referido puerto se registró a las 14:00 de ayer. Resultaron víctimas Jorge Paredes (34), Sebastián Forte (28) y Tomas Mazzeo (24), estos últimos de nacionalidad argentina. Los tres circulaban a bordo de una furgoneta cuando fueron interceptados sobre la avenida Amado Benítez Gamarra por dos delincuentes que se movilizaban a bordo de un automóvil Toyota Funcargo blanco. Los bandidos rindieron a todos a punta de escopetas y se apoderaron de 10 volúmenes que contenían productos electrónicos valuados en USS 30.000. El destino de las mercaderías era la Argentina .
Los afectados avisaron a la Policía Nacional, que conversó con el conductor y los extranjeros que llevaban las mercaderías, quienes manifestaron que los productos electrónicos iban a trasladar por agua hasta la Argentina para un comprador que estaba esperando. Los intervinientes convocaron a los agentes del Dpto. de Investigación de Delitos para analizar la zona en busca de imágenes de circuito cerrado.
Según los datos, existe una estructura de contrabando perfectamente montada bajo la complicidad de los agentes de la Armada Paraguaya, que supuestamente no ven las cargas ilegales que ingresan y salen del país. Pero todo tendría un costo para que la operación sea exitosa y pueda llegar a destino. En lo que va del año, al menos cinco paseros fueron asaltados camino a la orilla del rio Paraná, donde se facilitan los envíos burlando los controles.
Los investigadores sospechan que las mercaderías robadas en los atracos son enviados al Brasil a un grupo de delincuentes y nuevamente son vendidos a los compradores paraguayos.