Isabel Pantoja ha decidido abandonar la herencia demandada de Fran y Cayetano en Cantora, la finca que ha simbolizado gran parte de su vida. Según informa la revista ‘Lecturas’, la tonadillera se trasladó a La Finca, en Madrid, el pasado viernes, justo cuando su hija vivía un momento crítico en un plató de televisión. Este cambio de residencia refleja su deseo de dejar atrás los conflictos familiares y buscar un nuevo comienzo.
Luis Pliego, director de la revista, ha comentado que “ella ha recogido unas cuantas cosas que se ha traído, pero las que no ha dejado en un guardamuebles, ni custodiando, son la polémica herencia que dejó Paquirri a sus hijos Fran y Cayetano“. Esta declaración subraya la complejidad del legado de Paquirri y el peso emocional que representa para Isabel. Aunque se marcha, la herencia sigue presente en Cantora, evidenciando su fuerte vínculo con ese lugar y con los recuerdos que alberga.
Además, Pliego asegura que “se han quedado esos trajes, esos aperos, todo aquello, los trastos de torear están en Cantora“. Estos objetos no solo son un legado material, sino también una conexión con la historia familiar y el mundo del toreo, donde Paquirri fue una figura emblemática. La decisión de Pantoja de dejar estos elementos atrás podría interpretarse como un intento de soltar el pasado.
Finalmente, el futuro de Cantora es incierto, con rumores sobre su posible transformación en un hotel rural o en una finca para otros fines. “Sabemos que los destinos posibles de Cantora es un hotel rural, una finca para montar lo que sea”, afirma Pliego. Sin embargo, también advierte que “la persona que entre en Cantora se va a encontrar la famosa herencia de Paquirri”, lo que sugiere que, independientemente del rumbo que tome la propiedad, su historia y legado seguirán en su interior.