El Real Madrid visitó el estadio de Balaídos para medirse al Celta y tratar de poner presión al Barça en el liderato de Primera División. El equipo cumplió con el objetivo, pero su juego dejó mucho que desear, sobre todo en defensa. La falta de puntería viguesa marcó la diferencia.
El primer tiempo fue muy igualado. Con la ocasión más claras en las botas de Williot, que Courtois sacó con el pie, pero fue el Madrid quien estrenó el marcador con obús de Mbappé que tuvo muchas facilidades para disparar desde fuera del área.
Ancelotti probó un sistema nuevo con Tchouaméni de tercer central basculando que no le acabó de funcionar, aunque el Celta no supo aprovecharlo hasta el segundo tiempo cuando Williot por fin anotó totalmente solo en el área pequeña.
El partido estaba muy equilibrado y dos nombres salvaron al Madrid: Courtois con otra gran parada y Modric regalando un gol a Vinicius.
Decisivo
El belga fue determinante al salvar con el pie un mano a mano ante Williot y otra jugada muy similar en la segunda parte frente a Bamba. Este Madrid puede dar gracias de tener a un portero de su nivel para seguir compitiendo por estar en lo más alto.
Ineficaz
Apenas se le vio tanto en ataque como en defensa en el esquema estrambótico de Ancelotti con tres centrales en algunas fases del partido. Se juntaba mucho con Militao en la derecha y el gallego se encontraba sin espacio.
Precavido
El brasileño tuvo dudas con su rodilla en un córner y se le vio con miedo en algunas acciones. No progresó en exceso y solucionó las faltas de coordinaciones con su contudencia al corte.
Potente
Su mejor virtud es la fuerza física y en este aspecto no falló. Se la jugó en más de una ocasión cuando era el último hombre y le salió bien. Su carácter contagia a menudo al resto de compañeros.
Invisible
Jugando en el mismo lado que Vinicius, no tenía terreno por el que progresar. El Celta le empezó a buscar la espalda en el segundo tiempo con Mingueza y Bamba. El agujero era grande y Ancelotti recurrió a Mendy.
Perdido
Se llevó las broncas de Ancelotti por no saber interpretar el sistema de juego en el que debía ser el tercer central en algunas acciones. Un lío táctico que no entendió el francés ni nadie.
Omnipresente
Su capacidad de desplegarse por todos los lados del campo le da mucha presencia. Ayudaba a equilibrar el juego, pero Ancelotti no quedó satisfecho y decidió sustituirlo por un jugador más creativo como Modric.
Duro
El charrúa no se andó con chiquitras y fue con todo a cada balón dividido. Siempre jugó con un ojo mirando atrás por los problemas defensivos del equipo. Se marchó pronto del campo, algo poco habitual, por el cansancio acumulado de sus partidos con Uruguay.
Enfadado
No le gustó jugar escorado en la banda derecha, donde su rendimiento baja muchos enteros. Cumplió con las órdenes del técnico y pudo marcar en una acción en la que hizo la guerra por su cuenta.
Silbado
Cae mal en todos los sitios donde juega. Balaídos no fue una excepción, pese a que su show no estuvo a la altura de otras ocasiones. Eso sí, no pudo reprimir hacer un baile absolutamente innecesario cuando marcó su gol.
Demoledor
El primer balón que tuvo claro lo envió a la escuadra casi sin despeinarse. No encaja aún bien en el sistema blanco, pero cuando tiene el esférico es capaz de cualquier cosa. Ancelotti le dio descanso en la recta final.
Clarividente
El Madrid tenía mucho músculo, pero poca claridad en la construcción, algo que el croata aportó a las primeras de cambio con una asistencia a Vinicius para el segundo gol.
Apagado
Debía ser un revulsivo, si bien tuvo poca participación. Por mucho que haga, es un suplente fijo en los partidos importantes.
Conservador
El Real Madrid necesitaba taponar la banda derecha del Celta y la entrada del galo le dio más seguridad.
Corrector
Los blancos prescindieron de Mbappé para ganar un centrocampista y así poblar el campo propio.