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Desde el Ministerio de Exteriores ruso acusan al régimen de Kiev de una guerra sacrílega contra la Iglesia ortodoxa ucraniana por la toma de una catedral en la ciudad de Cherkasy. La portavoz de la Cancillería, María Zajárova, exhorta a la comunidad internacional a condenar este ataque criminal contra los fieles ortodoxos. Durante una misa nocturna, un grupo de nacionalistas vestidos con trajes de camuflaje irrumpió en una iglesia, disparando armas de gas contra los feligreses para expulsarlos.