SpaceX dio en el blanco: Super Heavy, el cohete que propulsa la nave estelar en órbita, ha salido y ha vuelto. Y esto por sí mismo es un éxito. Durante un lanzamiento experimental, la empresa espacial de Elon Musk consiguió que el cohete regresara en su primer intento gracias a dos enormes brazos en forma de “palillos” que lo acoplaron en la plataforma de lanzamiento Mechazilla, en la base de Boca Chica, Texas.
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Así funciona Mechazilla
Hasta ayer, se decía que el cohete Super Heavy de 70 metros de altura tendría lanzamientos controlados frente al Golfo de México. Sin embargo, tras quemar la mayor parte de su combustible y desprenderse de la parte superior de la nave, fue agarrado a la primera por dos enormes tenazas que lo hicieron aterrizar directamente en la plataforma de lanzamiento siete minutos después de haberse impulsado por el aire.
SpaceX sugiere que la torre está equipada con una especie de brazos en forma de “palillos”, diseñados para atrapar el cohete en su descenso controlado. Si el intento no tuviera éxito, el Super Heavy intentaría una maniobra de amartizaje sobre el océano. La nave espacial SpaceX continuó volando durante aproximadamente una hora, utilizando seis motores, antes de realizar un amerizaje sobre el Oceáno Índico.
Starship y vuelos de prueba
El objetivo de Starship, el mayor y más potente portaaviones espacial jamás construido, será llevar astronautas a la Luna y a Marte. Tras una serie de breves pruebas en 2019 en el vehículo apodado “Starhopper”, que inicialmente se elevó unos centímetros del suelo, SpaceX escaló a experimentos cada vez más ambiciosos de la cápsula Starship y el cohete Super Heavy.
La última prueba comenzó en junio pasado cuando tanto el cohete como la nave consiguieron sobrevivir a la reentrada en la atmósfera terrestre practicando maniobras de aterrizaje en el océano. Por ello, la empresa ideó un nuevo plan para recuperar Super Heavy luego del lanzamiento y dar así un paso crucial hacia el objetivo de que Starship sea totalmente reutilizable.
La complejidad del sistema
El aterrizaje de cohetes después del vuelo es una hazaña que SpaceX ya ha logrado con su cohete más pequeño, el Falcon 9. No obstante, Starship es un sistema mucho más potente y complejo. Con sus 33 motores, cada cual más potente que uno de los nueve utilizados en el Falcon, Super Heavy ofrece 10 veces más empuje en el despegue, razón por la que se construyó Mechazilla. Sus “palillos” están diseñados esencialmente para atrapar a los vehículos en el aire cuando regresan a la Tierra. Según Musk, su última finalidad será devolver el cohete a la plataforma de lanzamiento a los pocos minutos de su regreso, permitiendo que el vehículo despegue de nuevo una vez repostado, en tan solo 30 minutos tras el aterrizaje.
Hacia la reutilización total
Aunque SpaceX aún se encuentra en las primeras fases, con esta solución de “palillos” ya no será necesario construir nuevos cohetes, lo que reducirá enormemente el costo de lanzamientos y, en consecuencia, los hará más frecuentes. Este paso se considera esencial para el objetivo de reducir el tiempo y el gasto del transporte de carga y personas, tanto en órbita como en el espacio profundo.
Si la empresa no lo hubiera logrado, las dudas sobre los retrasos para las misiones lunares de la NASA hubieran incrementado, luego de que la agencia especial anunciara que el primer aterrizaje tripulado en la superficie lunar en 2026 podría obstaculizarse por el calendario de desarrollo de Starship. Para realizar el viaje a la Luna, SpaceX tendrá que averiguar cómo respostar una nave mientras está en órbita.
Artículo originalmente publicado en WIRED Italia. Adaptado por Alondra Flores.