A finales de la década de 1990, la sonda Galileo exploró a fondo el sistema de Júpiter, incluidas sus lunas principales, aquellas que el astrónomo nombró “Planetas Medicianos” en 1609. Io, Europa, Ganímedes y Calisto, cuatro satélites que, si únicamente orbitaran alrededor del Sol, llamaríamos “planetas” por su interés científico y su complejidad. Europa es el más emblemático de todos, y es el objetivo de la sonda Europa Clipper que la NASA está a punto de lanzar hacia Júpiter.
¿Por qué Europa?
Europa tiene 3,100 kilómetros de diámetro; es más pequeña que nuestra Luna. Su corteza está formada principalmente por hielo. Debido a su actividad glaciar y la existencia de pocos cráteres se le conoce como uno de los “mundos oceánicos“; bajo su corteza de hielo podría haber un auténtico océano de agua líquida y salada que podría ser apto para albergar vida. Hay muchos otros detalles fascinantes, como las líneas oscuras que atraviesan el hielo, un posible resultado de material calentado en su interior que se abre camino hacia la superficie, agrietando el hielo. Europa es un mundo complejo que sin duda merece una visita en profundidad: de ahí Europa Clipper.
Las etapas de la misión
En 2025, Europa Clipper sobrevolará Marte y al año siguiente la Tierra. Aprovechará su gravedad para realizar maniobras de honda gravitatoria que le llevarán a una “masa joviana”. Aunque orbitará Júpiter en 2030, no recorrerá Europa directamente, ya que su campo captura y acelera las partículas cargadas del entorno espacial de Júpiter, creando un cinturón de radiación demasiado hostil para una estancia prolongada.
La misión durará tres años y medio, durante los cuales Europa Clipper realizará 44 sobrevuelos de Europa, algunos de ellos a muy corta distancia. Estos sobrevuelos alcanzarán una altitud mínima de 25 kilómetros, lo que permitirá observar el satélite natural mucho más de cerca que nunca.