La enorme marejada ciclónica de Milton también ha puesto de relieve el creciente peligro que supone el agua. Los huracanes más intensos están provocando mareas de tempestad más altas debido al aumento del nivel del mar. Estos “huracanes en esteroides”, como los apoda Olson, también están arrojando mayores cantidades de lluvia tierra adentro, como hizo Helene en Carolina del Norte a finales del mes pasado. Según el Centro Nacional de Huracanes, entre 2013 y 2022, las inundaciones provocadas por las fuertes lluvias causaron el 57% de las muertes por huracanes, mientras que las mareas de tempestad fueron responsables de otro 11%. El viento solo causó el 12%.
El Centro Internacional de Investigación de Huracanes es conocido por su “muro de viento”, un hangar de 12 gigantescos ventiladores amarillos que pueden generar vientos de 157 mph (250 km/h) para probar la resistencia de los materiales de construcción. Ahora cuenta con una subvención federal de 13 millones de dólares para diseñar y crear un prototipo de una nueva instalación con ventiladores de 200 mph (320 km/h) y una piscina de olas de 500 metros, para probar los efectos de huracanes más ventosos y húmedos. “Es el mundo real. No se trata solo de viento, agua u olas. Tienes las tres cosas”, puntualiza Olson.
Algunos meteorólogos opinan que necesitamos una opción totalmente distinta. Carl Schreck, investigador científico de la Universidad Estatal de Carolina del Norte, ha propuesto una escala de categoría 1-5 basada en la presión a nivel del mar para incorporar mejor el agua. Una presión baja aumenta tanto la velocidad del viento como el tamaño de la tormenta, y las más grandes suelen tener marejadas más grandes y más lluvia. Un huracán de categoría 5 tendría una presión inferior a 925 milibares. Según esta medida, Milton habría seguido siendo de categoría 5 hasta mediados del miércoles, en lugar de oscilar entre 4 y 5.
“La presión es más fácil de medir, más rápida de pronosticar, e importa más para los daños, pero el NHC, por inercia, está atado al sistema actual, y cree que cambiarlo confundiría a la gente, a menos que haya una solución más simple. Y no la hay”, enuncia Schreck.
Expertos señalan que la difusión de información falsa podría generar un ambiente mucho más hostil tras el paso del huracán ‘Milton’.
Ninguna cifra refleja los impactos de los huracanes
Así lo demostró Helene, que tocó tierra en Florida como categoría 4 pero desató lluvias “bíblicas” a cientos de kilómetros tierra adentro, en Georgia, Carolina del Sur y Carolina del Norte. La tormenta mató a más de 200 personas, la mitad de ellas en el oeste de Carolina del Norte, donde los valles montañosos canalizaron las precipitaciones en inundaciones devastadoras. El impacto se vio agravado por una tormenta tropical que bañó las Carolinas con lluvias históricas dos días antes de Helene.
Antes de la llegada de Helene, los pronósticos comparaban sus precipitaciones con las de los huracanes Frances e Iván, que en 2004 trajeron hasta 45 cm de lluvia a algunas zonas de Carolina del Norte, provocando 400 corrimientos de tierra y 11 muertos. “La tormenta de los dos días anteriores a Helene se describió como un ‘acontecimiento que se produce una vez cada mil años’, pero el hecho de que muriera tanta gente demuestra una desconexión comunicativa entre nuestro sistema de alerta de tormentas y la población”, asevera Schreck, quien vive en Asheville y estuvo varios días sin electricidad ni agua.