Cuatro años después de retirarse en Tokyo 2020, por salud mental, en el punto más alto de su carrera Simone Biles ha vuelto a los Juegos Olímpicos brillando como si nunca se hubiera ido.
En 2021, Simone Biles denunció los abusos sexuales del exmédico del equipo de gimnasia femenino de EEUU, el depredador sexual Larry Nassar: “He ganado 25 medallas en Mundiales, siete en Juegos Olímpicos, y soy una superviviente de abuso sexual”, declaró ante el Comité del Senado Estdounidense.
Su caso dio la vuelta al mundo y ahora la gimnasta ha vuelto, junto a su equipo, a los Olímpicos de París como una de las favoritas para conquistarlo, y no ha decepcionado.
A su llegada al pabellón Arena Bercy, tras anunciar su entrada por megafonía, el público —en el que se encontraba el rapero Snoop Dogg— testigo de este más que esperado regreso ha rendido una sonada ovación.
Simone Biles ha deleitado al mundo con un ejercicio de barra soberbio que le ha otorgado 14,733 puntos en la ronda clasificatoria por equipos. Tras la actuación de sus compañeras Jordan Chiles, Hezly Rivera y Sunisa Lee, la considerada mejor gimnasta de todos los tiempos se acercó concentrada a la barra.
Los ojos, las cámaras, los móviles se giraron para no perderse ni un detalle de la mágica ejecución. Con el dorsal 391, vestida con un maillot negro con destellos de plata, Biles entró directa al aparato, con confianza, seriedad y ni una duda en todo el ejercicio. Clavó las piruetas, enlazó los elementos e hizo una salida perfecta, con doble mortal hacia atrás.
Un ejercicio perfecto que ha desatado la euforia en las gradas, incluida la de la cantante Ariana Grande que permanecía expectante a cada movimiento de Biles y ha terminado por ponerse de pie para aplaudirle sin cesar.
En esta edición de los Juegos Olímpicos, Simone bate un nuevo récord ha sido la única gimnasta de la historia capaz de lograr un doble en carpa, llevando la gimnasia a otra dimensión consiguiendo un 15.800, una ejecución casi perfecta.