“Lo que hacemos es transformar las cámaras de CCTV en una poderosa herramienta de vigilancia”, comenta Matthias Houllier, cofundador de Wintics, una de las cuatro compañías francesas que obtuvieron contratos para emplear sus algoritmos en los Juegos Olímpicos. “Con miles de cámaras, es imposible que los agentes de policía [reaccionen ante cada cámara]”.
Wintics consiguió su primer contrato público en París en 2020, recopilando datos sobre el número de ciclistas en distintas partes de la ciudad para ayudar a los funcionarios de transporte de la capital francesa a planificar la construcción de más carriles para bicicletas. Conectando sus algoritmos a 200 cámaras de tráfico existentes, el sistema de Wintics, que aún está en funcionamiento, es capaz de identificar primero y contar después a los ciclistas en medio de calles muy transitadas. Cuando Francia anunció que buscaba empresas que crearan algoritmos para ayudar a mejorar la seguridad en los Juegos Olímpicos de este verano, Houllier consideró que se trataba de una evolución natural. “La tecnología es la misma”, afirma. “Analiza siluetas anónimas en espacios públicos”.
Tras entrenar sus algoritmos con datos sintéticos y de código abierto, los sistemas de Wintics se han adaptado para, por ejemplo, contar el número de personas que hay en una multitud o la cantidad de gente que cae al suelo, alertando a los operadores cuando la cifra supera un determinado umbral.
“Eso es todo. No hay una decisión automática”, explica Houllier. Su equipo capacitó a funcionarios del Ministerio del Interior para utilizar el software de la empresa y ellos deciden cómo quieren aplicarlo, resalta. “La idea es llamar la atención del operador, para que compruebe y decida lo que debe hacerse”.
Houllier sostiene que sus algoritmos son una alternativa respetuosa con la privacidad a los controvertidos sistemas de reconocimiento facial utilizados en anteriores eventos deportivos internacionales, como el Mundial de Qatar 2022. “Intentamos encontrar otro camino”, destaca. Para él, dejar que los algoritmos revisen las grabaciones de los CCTV es una forma de garantizar la seguridad del acontecimiento sin poner en peligro las libertades personales. “No estamos examinando ningún dato personal. Solo observamos las siluetas, nada de rostros, ni reconocimiento de matrículas, ni análisis de comportamiento”.
Extrema vigilancia más allá de los Juegos Olímpicos de París 2024
Sin embargo, los activistas por la privacidad rechazan la idea de que esta tecnología proteja las libertades personales. En el distrito 20, Noémie Levain acaba de recibir una entrega de 6,000 carteles que el grupo tiene previsto distribuir, destinados a advertir a sus conciudadanos parisinos sobre la “vigilancia algorítmica” que se está apoderando de su ciudad e instándoles a rechazar la “captura autoritaria de los espacios públicos”. Rechaza la idea de que los algoritmos no procesen información personal. “Cuando dispones de imágenes de la gente, tienes que analizar todos los datos de la imagen, que es información personal, biométrica”, subraya. “Es exactamente la misma tecnología que el reconocimiento facial. Es precisamente el mismo principio”.
A Levain le preocupa que los sistemas de vigilancia por IA permanezcan en Francia mucho después de que se marchen los atletas. Para ella, estos algoritmos permiten a la policía y a los servicios de seguridad imponer la vigilancia en zonas más amplias de la ciudad. “Esta tecnología replicará los estereotipos de la policía”, afirma. “Sabemos que discriminan. Que siempre van a la misma zona. Siempre persiguen y acosan a las mismas personas. Y esta tecnología, como toda tecnología de vigilancia, les ayudará a hacerlo”.
Mientras los automovilistas se enfurecen en el centro de la ciudad ante los controles de seguridad que bloquean las calles, Levain es uno de los muchos parisinos que planean marcharse al sur de Francia mientras duran los Juegos Olímpicos. Sin embargo, le preocupa la ciudad que la recibirá a su regreso. “Las Olimpiadas son una excusa”, resalta. “Ellos, el gobierno, las empresas, la policía, ya están pensando en [lo que viene] después”.
Artículo publicado originalmente en WIRED. Adaptado por Andrei Osornio.