Estos son los aviones que usan en la Fuerza Aérea Brasilera y que serían adquiridos por Paraguay. (Foto: Wikipedia / Matt Morgan – Flickr)

El primer paso, fue dado y de manera enérgica: se plantó bandera en la lucha contra el narcotráfico. El operativo “Dulzura” lo deja ver de manera clara. El segundo paso, quedó firme. El gobierno de Santiago Peña gestiona la adquisición de 6 aeronaves Super Tucano y la compra de radares purete. El tercer paso es cuestión de tiempo: una ley de vigilancia y protección del espacio aéreo nacional, cuya finalidad sea el derribo de los aviones que transportan droga. ¿Y si lo traemos a “Maverick”?

El ministro de Defensa Nacional, Óscar González, habló en Gen y sostuvo que “si por mí fuese, que exista la ley de derribo de aviones. Esto es una convicción desde el punto de vista de la defensa, pero hay que ver que piensan los legisladores”.

En el anterior periodo legislativo se había aprobado en el Congreso Nacional un proyecto que solo facultaba a la Fuerza Aérea Paraguaya, como máximo, a realizar disparos intimidatorios contra las aeronaves sospechosas y no identificadas, entre ellas las narcoavionetas.

Por de pronto, se habló de una inversión de USD 96 millones para traer los aviones de Brasil a través de la vía de la excepción. González dijo que “el paquete incluye un kit de vuelo, equipos de comunicación para vuelos nocturnos, sistemas de armamentos, equipos y software para planificación de misiones y entrenamientos, soporte logístico por un año”.

Añadió que también prevé “equipos y herramientas de mantenimiento, la presencia de un representante técnico de la Embraer por 12 meses en el Paraguay, entrenamiento para 8 pilotos y 12 mecánicos y una garantía de 12 meses”.

A la par se sigue gestionando la compra de radares para la localización efectiva de las narcoavionetas. Una vez que los radares activen la alarma sobre la presencia de un avión ilegal, los pilotos irán en su caza, tal como sucede en otros países.