El movimiento de electrificación está en pleno apogeo y está llegando a casi todos los sectores de la automoción que antes dependían de los combustibles fósiles y los motores de combustión. Esto incluye los deportes de motor de alto nivel, e incluso deportes de motor que muchos esperarían que fueran una de las últimas líneas de defensa contra un futuro eléctrico. Hablamos, por supuesto, de la NASCAR, la competición de los devoradores de gasolina.
Pero ni siquiera la NASCAR puede luchar contra un cambio abrumador, y ahora el deporte del motor ha presentado un prototipo de coche eléctrico. De acuerdo, es un prototipo un poco extraño porque, por un lado, la NASCAR ha declarado firmemente que está “comprometida con el papel histórico del motor de combustión en las carreras” pero, al mismo tiempo, ha dicho que está “comprometida con la descarbonización de sus operaciones y la reducción de su propia huella de carbono”<em>.
Ahí es donde este prototipo entra en la ecuación, ya que la NASCAR pretende utilizarlo para ayudar a “alcanzar objetivos públicos de sostenibilidad en torno a la electrificación y la carga de vehículos eléctricos”.
Este prototipo está propulsado por tres motores STARD UHP 6-Phase que afirman ser capaces de generar más de 1.000 kW de potencia máxima cuando se combinan con la batería de 78 kWh refrigerada por líquido. El coche también utiliza el frenado regenerativo para convertir la energía cinética en potencia, y ha sido desarrollado en colaboración con los socios de la NASCAR: Chevrolet, Ford y Toyota.
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Así que, aunque no veremos pronto a la NASCAR cambiar los motores de combustión por los eléctricos en las pistas de carreras, el deporte del motor sigue comprometido a “abastecerse de electricidad 100% renovable en las pistas de carreras e instalaciones de su propiedad para 2028, ampliar los esfuerzos de desvío de residuos y las estaciones de carga de vehículos eléctricos in situ”.
