Los gatos domésticos suelen ser una amenaza para los muebles en un hogar. Sus pequeñas pero afiladas uñas se clavarán irremediablemente en las superficies de sillones, sillas, colchones y cualquier otro objeto con patas al alcance de sus extremidades. El motivo detrás de este comportamiento sigue siendo en un misterio. Sin embargo, un estudio realizado por los departamentos de psicología de universidades en Turquía, Canadá, Portugal y Francia acaba de arrojar luz sobre la naturaleza felina.
El rascado de superficies se considera un comportamiento natural, benéfico e intrínseco en los gatos. Los veterinarios afirman que esta conducta les permite estirar sus músculos, eliminar residuos de sus uñas, liberar energía y, en última instancia, marcar su territorio. Los dueños de los gatos han aprendido a coexistir con muebles arañados, pero constantemente buscan formas de mitigar el daño a sus propiedades.
¿Por qué mi gato rasguña los muebles?
La ciencia ha identificado algunos factores clave que impulsan a los gatos a rasguñar los muebles. La gestión de estímulos, el nivel de actividad de la mascota y su propia personalidad son consideraciones importantes si se busca evitar este comportamiento. Según evidencia publicada en la revista Frontiers in Veterinary Science, la presencia de niños pequeños en el hogar, el juego ininterrumpido y la actividad nocturna aumentan significativamente el rascado. Además, los gatos considerados agresivos o disruptivos son más propensos a dañar los muebles.
El estrés y la frustración parecen ser factores que también influyen en el aumento del rascado en superficies. Las actividades de los niños pueden alertar de manera extraordinaria a los gatos. Las largas sesiones de juego son motivo de estrés debido a la sobreestimulación. Por otro lado, el temperamento individual del felino desempeña un papel importante en la regulación de sus impulsos.
Para llegar a estas conclusiones, los investigadores encuestaron a 1,200 propietarios de gatos en Francia sobre la vida cotidiana de sus mascotas. El equipo se centró en el impulso de rascar los muebles y en qué contextos los gatos llevaban a cabo la conducta. “Observamos una clara relación entre ciertos factores ambientales y conductuales en el aumento del rascado en los gatos”, señala Sargirli Demirbas, investigadora veterinaria de la Universidad de Ankara, autora del estudio.
El objetivo no es suprimir el comportamiento de los gatos, sino comprender el contexto que lo promueve. Un mejor entendimiento de cómo manejan el estrés las mascotas permitirá a sus dueños dirigir dicha actividad con materiales apropiados; lograr un entorno más armonioso entre gatos y humanos.
El estrés en gatos se puede manifestar de diferentes formas además del rasguño de muebles. Entre las señales más reconocidas de frustración están la agresividad, el aumento de apetito, sensibilidad al ruido, diarrea y exceso de acicalamiento.
Para apaciguar el estrés, la investigadora sugiere dosificar las sesiones de juego de los gatos e intentar emular escenarios de caza exitosos. Cuanto más entretenido o mayor sea el gasto energético diario del felino, menor será el rascado en los muebles. “Ofrecer escondites seguros, lugares elevados para observar y muchas oportunidades de juego ayudan a aliviar el estrés”, asegura.