“El núcleo interno de la Tierra no solo se ha detenido, sino que también invertirá su rotación” fue la afirmación que se propagó hasta el cansancio durante los primeros meses de 2023 y que ahora ha vuelto a cobrar fuerza. Las notas se basan en un trabajo realizado por el Instituto de Geofísica Teórica y Aplicada de la Universidad de Beijing, China, publicado en Nature Geology. Según el informe, las mediciones de ondas sísmicas indicaban que la esfera sólida de metal estaba comportándose de manera diferente. Además, había datos que sugerían la existencia de un ciclo de movimiento de 60 o 70 años en su estructura interna.
Los científicos Yi Yang y Xiaodong Song, a cargo de la investigación, afirmaron que su metodología era sólida, pero advirtieron que las conclusiones debían tomarse con cautela. Para ellos, era fundamental obtener más datos o explorar nuevas formas de estudiar el núcleo terrestre antes de confirmar un comportamiento determinado.
A pesar de estas advertencias, la idea de que el núcleo interno de la Tierra había modificado drásticamente su dirección de giro quedó grabada en la memoria colectiva. No ayudó que las redes sociales de Nature Geology escribieran que “la oscilación multidecenal del núcleo interno está experimentando una pausa y podría invertirse”. Para cierta parte de la comunidad conspiracionista, el artículo científico chino fue la ansiada confirmación de un posible cataclismo planetario. Los videos y artículos alarmistas explicaban que, con el freno en la estructura más interna, el campo magnético del planeta corría peligro. La radiación solar acabaría con todo.
El movimiento relativo de las capas de la Tierra
Afortunadamente, expertos en la materia emergieron para desmentir la noticia falsa. Afirmaron que se trataba de una malinterpretación de los datos de la investigación. La variación de velocidad observada en el núcleo interno de la Tierra está medida en relación a la velocidad constante del manto de la Tierra. Ambas capas rotan de manera independiente entre sí, pero siempre completan una vuelta completa, al igual que el resto del planeta.
El núcleo interno es sólido, pero puede moverse por sí mismo gracias a que la capa que lo envuelve (el núcleo externo) tiene una consistencia “líquida”. Astrofísicos como Neil deGrasse Tyson se han referido a esta parte de hierro fundido como una cubierta que lubrica e independiza la inmensa bola en el centro de la Tierra. Mientras tanto, el manto también se mueve de manera paralela debido a su estructura heterogénea, que constituye el 67% de la masa total del planeta.
“Lo que los científicos han observado es que, a veces, la rotación del núcleo coincide con la velocidad del manto, mientras que otras veces va un poco más rápido o más lento. Pero cuando esta rotación se sincroniza, parece que está detenido con respecto al manto”, explicó Nahúm Méndez, geólogo y divulgador científico en su cuenta Un geólogo en apuros.
En cuanto al supuesto retroceso, nuevamente es una malinterpretación debido a la compleja interacción entre las capas. No hay evidencia que respalde la afirmación de que el núcleo esté girando o que girará en sentido contrario. La disminución de su velocidad hace que, en términos relativos al manto, parezca que “va al revés”. Tanto el núcleo interno como el manto y la corteza continúan girando en la misma dirección, aunque no a la misma velocidad. Este proceso de frenado o diferencia en la rotación es un ciclo que dura siete décadas.
El núcleo de la Tierra sí está desacelerando
Un año después de aquella alerta planetaria, un estudio paralelo llegó a la misma conclusión sobre la desaceleración del núcleo interno de la Tierra. Sin embargo, gracias a la investigación previa, los nuevos datos fueron más precisos. La Universidad del Sur de California aportó pruebas adicionales para determinar que la esfera sólida en el centro tiene velocidades oscilatorias.
“El patrón de coincidencias, junto con estudios previos, demuestra que el núcleo interno superrotó gradualmente de 2003 a 2008, y luego de 2008 a 2023 subrrotó dos o tres veces más lentamente de regreso por el mismo camino. Estas coincidencias permiten un seguimiento preciso e inequívoco de la progresión y regresión del núcleo interno”, finaliza el reporte de publicado en Nature.
Las distintas velocidades del núcleo no representan un riesgo para la vida sobre la Tierra, concuerdan los geólogos. El campo magnético está a salvo. Sin embargo, sí es posible observar consecuencias físicas, como una variación en los segundos que conforman un día completo.