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Los astrónomos habían predicho que esta región sería de naturaleza homogénea, pero las observaciones con los instrumentos sensibles del Webb acabaron con esa creencia.
Un equipo internacional de físicos planetarios y astrónomos que operan el telescopio espacial James Webb (JWST, por sus siglas en inglés) de la NASA se sorprendió al descubrir que la atmósfera superior sobre la región de la icónica Gran Mancha Roja de Júpiter alberga una variedad de estructuras intrincadas que alteran la forma y la estructura de la atmósfera superior de esta región joviana.
“Pensábamos, quizás ingenuamente, que esta región sería realmente aburrida”, comentó el líder del equipo, Henrik Melin, de la Universidad de Leicester (Reino Unido). “De hecho, es tan interesante como la aurora boreal, si no más”, afirmó para luego exclamar: “¡Júpiter nunca deja de sorprender!”.
¿Cuál es la causa?
La Gran Mancha Roja de Júpiter fue observada por el Espectrógrafo de Infrarrojo Cercano (NIRSpec) del JWST. El equipo científico sugiere que debe haber otro mecanismo, más allá del reflejo de la luz solar, que produce los arcos oscuros y puntos brillantes que se aprecian en todo el campo de visión del instrumento y afectan a la estructura de la atmósfera superior.
“Una forma de cambiar esta estructura es mediante ondas gravitacionales, similares a las olas que se estrellan en una playa y crean ondulaciones en la arena“, explica Melin. “Estas ondas se generan en las profundidades de la turbulenta atmósfera inferior, alrededor de la Gran Mancha Roja, y pueden viajar a gran altitud, modificando la estructura y las emisiones de la atmósfera superior”, agrega. El equipo señala que estas ondas atmosféricas pueden observarse en la Tierra en ocasiones, pero son mucho más débiles que las observadas en Júpiter por el JWST.
Webb destroza las predicciones astronómicas
La atmósfera superior de Júpiter es la interfaz entre el campo magnético del planeta y la atmósfera subyacente. El resplandor de esta capa atmosférica en la región cercana al ecuador del planeta es débil, pues recibe solo el 4 % de la luz solar que se recibe en la Tierra. A los telescopios terrestres les resulta muy difícil discernir detalles en esta región, cuyo brillo está influenciado prácticamente por la limitada luz solar entrante.
Debido a estas condiciones, los astrónomos predijeron que esta región sería de naturaleza homogénea. Sin embargo, la sensibilidad infrarroja del telescopio Webb permitió a los científicos estudiar la atmósfera superior de Júpiter por encima de la infame Gran Mancha Roja con un detalle sin precedentes y quedaron sorprendidos al ver tanta actividad allí. Los detalles de este estudio fueron publicados la pasada semana en Nature Astronomy.
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