Bien. Intentemos ser fríos. Inglaterra es un dolor de muelas pese a tener una plantilla de ensueño. Portugal no duele tanto de ver, pero también le costó un mundo vencer a un rival inferior. Y Francia… Pues bueno, lo de siempre. Juega fatal, pero llegará como mínimo a semifinales. Está asumido. De las grandes rivales de España, solo Alemania ha sido una selección verdaderamente convincente, un equipo al de tener.
Así que, dicho esto, convendremos, sin tirar las campanas al vuelo, en que España está siendo una de las mejores selecciones de esta Eurocopa. Top2. Y que la vara de medir ha sido lo suficientemente exigente como para decirlo así, sin excesivos matices. Cierto es que Croacia ya no es la que era, pero nadie esperaba que perdiera por tres goles contra nadie. Y quizá Italia no honre a su historia en la actualidad, pero es la vigente campeona de la Eurocopa.
Desbordante Nico Williams
Y lo mejor, quizá, es la variedad de protagonistas que ha habido en estos dos encuentros. Si en la goleada contra Croacia brillaron Fabián Ruiz, Dani Carvajal o Álvaro Morata, en Gelsenkirchen lo hizo de manera muy singular, además de Cucurella, un Nico Williams eléctrico y desbordante. Un futbolista, como Lamine Yamal, tan diferencial que ha permitido a España superar su crisis de estilo y transformarse en un equipo totalmente diferente al que venía siendo en los últimos lustros. Bienvenido sea el cambio.
Dos victorias convincentes, en cualquier caso, que garantizan la primera plaza del grupo a España y un cruce contra uno de los cuatro terceros que se clasifiquen. Una lotería, pues a saber quién es el rival y cuándo se conoce, pero a priori más apetecible. Le sobra incluso un partido, el del lunes contra Albania, en el que De la Fuente podrá dar minutos a quienes no han debutado hasta ahora, como Joselu, Navas, Grimaldo, Fermín, los porteros Raya y Remiro…
Quienes no confiaban demasiado (incluido quien esto escribe, para qué ocultarlo), deberían empezar a hacerlo. Aunque estos torneos, en especial la Eurocopa, esconden una traición potencial en cada esquina y la fe y la ilusión podrían morir en octavos. Quién sabe. De momento, disfrutemos de una selección que presume de presente y a la que, dada su juventud, se le adivina un futuro espléndido.