Una nueva investigación realizada por científicos del Hospital Clínic Barcelona y el Instituto de Investigaciones Biomédicas August Pi i Sunyer (IDIBAPS) ha encontrado asociaciones significativas entre el aumento de la temperatura y el incremento de muertes por suicidio. También vincula la exposición a diversos contaminantes con una mayor incidencia de trastornos mentales, demencia y deterioro cognitivo. Los hallazgos exponen nuevas preocupaciones sobre los efectos del cambio climático en la salud.
El trabajo es único en su tipo y fue publicado en la revista World Psychiatry. Los autores hicieron un análisis tras examinar los resultados de 285 estudios globales que relacionan la crisis climática y la contaminación atmosférica con la salud mental. Pese a que no encontraron ninguna causa directa, estiman que fenómenos como las olas de calor y las temperaturas extremas podrían haber provocado un aumento de 5% en los casos de suicidios. Pronostican que el incremento podría ser de 7% en 2050.
Eduard Vieta, responsable del Grupo de Trastornos Bipolares y Depresivos del IDIBAPS, explica que los suicidios son multicausales y en el 90% existe una afectación mental previa. El calentamiento global se ha convertido en un factor más que entra en juego. “La gente no se suicida por el aumento de la temperatura, sino porque está muy mal. Los episodios de calor extremo están generando un malestar emocional y es como una gota que añades a un vaso que ya está lleno”, puntualiza.
Las conclusiones también indican que el riesgo de padecer depresión postparto se eleva al exponerse durante el segundo trimestre del embarazo a partículas contaminantes como benzopirenos, furanos o metales pesados. Los altos niveles de dióxido de azufre se han relacionado con recaídas de pacientes con esquizofrenia. Los investigadores alertan que el contacto prolongado con productos como el tolueno, que se usa en pinturas, esmaltes, barnices y adhesivos, se asocia con una mayor incidencia de casos de demencia o deterioro cognitivo.
Michele De Prisco, investigador del IDIBAPS y autor del estudio, señala que “el uso de estos disolventes plantea riesgos graves. Debido a que son productos que se utilizan a nivel mundial, se espera que las emisiones de estos contaminantes se dupliquen de cara a 2030, lo que es alarmante teniendo en cuenta que ahora sabemos que no solo tienen un riesgo ambiental, sino que afectan seriamente a la salud mental”.
Nuevas medidas contra el cambio climático
Los efectos de la crisis climática y la contaminación en el bienestar físico han sido ampliamente estudiados. Se han vinculado con problemas cardiorrespiratorios, diversos tipos de cáncer, malnutrición y afecciones cardiovasculares. Colin Carlson, epidemiólogo climático de la Universidad de Georgetown, señala que el cambio climático ha superado el número de víctimas mortales de casi todas las emergencias de salud pública reconocidas por la Organización Mundial de la Salud, solo por detrás de la pandemia de covid que ocasionó siete millones de muertes.
Los investigadores del Hospital Clínic Barcelona aseguran que existe una gran preocupación por los impactos que las condiciones ambientales provocan en la salud mental, pero hasta ahora no se había realizado un análisis con evidencia científica.
Joaquim Raduà, otro de los autores de la investigación, afirma que “estos nuevos datos sobre el impacto del cambio climático en la salud mental se añaden a la información que ya conocíamos sobre el efecto en la salud física. Tenemos ahora que impulsar iniciativas globales para luchar contra el cambio climático”.