El conflicto suscitado ayer entre el concejal Jhon Florentín y algunos vecinos revela la ineficacia del ejecutivo y el legislativo comunal, respecto a las obligaciones que tienen en responder a las necesidades de la población. Tanto los concejales municipales, como el intendente Nelson Cano (ANR), se pierden en peleas intestinas que, en cualquier país serio, se resuelven con diálogo y anteponiendo los intereses de la ciudadanía. Lamentablemente, las autoridades comunales de esta localidad prefieren darle importancia a las diferencias políticas que tienen, dejando de lado los intereses de la población.
El intendente Cano tiene serios inconvenientes administrativos y financieros que lo empujan hacia el atraso, no solo en el pago de salarios a sus funcionarios, sino también en lo que respecta a la planificación urbanística y barrial, lo que finalmente conlleva en la insatisfacción ciudadana. El conflicto entre el concejal Florentín y los vecinos es apenas un punto negro a las innumerables necesidades que padece la ciudadanía debido a la falta de acciones concretas que apunten al desarrollo pleno de la ciudad.
El reclamo ciudadano por el mal estado de los caminos en comparación a los privilegios del que gozan las autoridades de dicho municipio es una clásica y permanente lucha para lograr la equidad social. Cano cuenta con varias denuncias de corrupción ante la Contraloría General de la República y el Ministerio Público; que debido al sometimiento de la Justicia a la clase política, empeora las condiciones de vida de la población, que se lamenta en reclamos que ni siquiera son respondidos.