Como cada 24 de mayo en el Alto Paraná, con la celebración por el día de la Patrona del Agro, María Auxiliadora de los Cristianos, se rememora un hecho histórico, pero por sobre todo religioso. Marca la historia el evento de gran renombre, cuando el emperador Napoleón, encarceló al entonces Papa Pío VII, y este último pidió la intercesión de la Madre de Dios para lograr su liberación, hecho que se concretaría poco después.
Se comentas igualmente que Napoleón había repetido la famosa frase «Las excomuniones del Papa no son capaces de quitar el fusil de la mano de mis soldados», para muy pronto ser testigo cómo en los campos de Rusia, el frío helaba las manos de sus soldados, y los fusiles se les iban cayendo. El Papa al volver a su sede pontificia y el 24 de mayo de 1814, atribuyó su liberación la atribuyó a la Auxiliadora de los Cristianos.
Si bien la soberbia, y hasta el desprecio a lo divino, sigue siendo coincidentes en el presente, hoy se marca la superioridad divina, que debería generar aprendizaje. Las conductas casi “napoleónicas” de mal llamados líderes presentes que someten a seres humanos bajo la picana de descontrataciones y manipulaciones, dicen todo de verdaderas almas que obvian creencias por ego. El país no está ajeno de soberbios personajes que se auto asignan cualidades sobrenaturales, cuando en la realidad no pasan de ser rapaces que eluden al pueblo, y al final reciben aplausos.
Los aspectos “napoleónicos” tiene en sus filas a asalariados del Estado y estos mismos funcionarios que debían servir al pueblo se sirven de ellos. La impunidad es otro elemento que daña, y somete a sociedades como esta a las injusticias. El pueblo merece mucho más de lo que tiene, en materia de servicios públicos, de obras y fuentes de trabajo. Al tener una comunidad netamente católica es importante que a la par de luchar contra el propio cretinismo, se eleve oraciones a María Auxiliadora para sostener conductas coherentes y válidas para funciones oficiales, específicamente en el Alto Paraná.
Lo correcto es avanzar para bien, para todos, y no solo para fortalecer egos o a grupitos con quienes se hace negocios a costa de los bienes ciudadanos. La intercesión divina no debería ser el único elemento que reavive esperanzas de tiempos mejores de la población local, y si bien este auxilio es más que relevante, es hora de ver conductas acordes a las necesidades contemporáneas y que de alguna manera se encamine a mejores tiempos para la mayoría.
No se avanzó por un criterio antipatriota, no se miró al pueblo sino a empresarios afines y gente que ni siquiera sabe lo que es la pobreza material. La deuda es tremenda de las autoridades, sean ellas locales o nacionales, complementada por la mediocridad histórica de gestores a nivel regional que siguen teniendo espacios en el poder. Más que nunca resulta útil apelar a la intermediación de la Patrona del Agro, para que se tenga un definitivo avance hacia un mayor bienestar del pueblo. Una vez más se mira al cielo, ante tanta inoperancia y corrupción, de quienes más que seguro estarán en primera fila santiguándose ante la imagen de la misma María, sin rubor, sin temor.
