Pese al presente de auge de las sociedades de la información, que origina acceso casi irrestricto a datos, informaciones, realidades, también se potencia estafas, y mentiras de todo el planeta. Impulsadas por tecnologías, el avance de internet, los mails, las comunicaciones inalámbricas, etc., constituyen verdaderos hitos facilitadores de la humanidad, permitiendo conocimientos útiles para el día a día, así como inmensidad de basura inservible que es tenida como cierta por más inverosímiles que sean.
Son medios extraordinarios e interminables para recibir informaciones, pero a la par de utilidades surgen igualmente infinidad de embaucadores que ven en estos medios la facilidad para llegar a un mayor número de personas en forma instantánea, que no tienen problema de tragarse lo más ridículo y abominable posible.
Las herramientas están disponibles, pero es inaudito que en un mundo con tantas posibilidades, radio, televisión, diario, internet, celular, etc., parte de la ciudadanía siga multiplicando desinformados que solo están supeditados a munditos de superficialidades y banalidades. Estos medios facilitadores de la información, más bien convierten a muchos en presa fácil de cualquier pillo, y hasta de quienes se erigen como gurús de la ignorancia, que no queda solo en anécdota o bromas, sino causan dolor innecesario y hasta cuentas vacías.
Si las mismas promesas de multiplicación de dinero por “donaciones” simultáneas, resultó en una tremenda estafa, en teoría episodios similares o recetas mágicas no deberían seguir embaucando a incautos. Cualquier pelotudez es mejor creer para mentes cerradas, por propia iniciativa, que cuestiones venidas de la investigación científica, o alertas por acciones delictivas bajo promesa de dinero. La información es indispensable para sobrevivir en la actualidad. El poder y capacidad está en quien puede acumular mayor cantidad de información posible, pero para utilizarla.
Sin embargo, ese conocimiento es utilizado en gran medida para dañar, estafar, y robar, pues hay gente que no quiere despegarse del mundo limitado del seso de confirmación. Las posibilidades son para “buenos” y malos, solo depende de cada quien mínimamente interiorizarse de la realidad que los rodea. El que tiene dos dedos de frente no puede consumir sin masticar todo lo que se expone como verdad, o hechos o regalos de benefactores. La información es un deber ciudadano.
El que conoce más tiene la posibilidad de optar por lo más útil, así como prevenir males mayores que eventualmente pudieran ocurrir. La falta de posibilidad de acceso a la información sí es comprensible, pero la actualidad, el punto cardinal donde la mayor parte de la población está asentada no precisamente está condicionada a dicho acceso. El ser embaucados en este tiempo, es un 99 por ciento fruto de la desinformación y codicia propias, y el resto, 1% agilidad del parásito que quiere reírse, perjudicar u obtener lucro en base a la “inocencia” del otro.
El mundo obliga a informarse, y el ejemplo de otros lugares del exterior deben ser mejor considerados para no caer en lo mismo. Del mismo modo, tomar como verdad absoluta solo una vertiente o a TikTok, es caer en el mismo círculo vicioso de ignorancia. Informarse significa interiorizarse para decidir, no dejar que otros decidan por uno mismo. Discernir, implica diferenciar lo buen de lo malo, lo posible de lo imposible, por lo que avezarla ayudará a minimizar codicias y acrecentar raciocinio.
