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El Precursor

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El pasado 12 de abril en esta capital falleció Carlos Saguier, pionero del cine paraguayo contemporáneo. Desde joven sintió fascinación por el cine, particularmente por sus aspectos técnicos vinculados a la construcción de la narrativa visual: « Viendo algunas grandes películas me entusiasmó la parte mecánica del cine… Entonces empecé a hurgar en la historia y en la parte técnica del cine, y descubrí las grúas, las cámaras», expresa el mismo cineasta en una entrevista concedida al periodista Carlos Giménez, del diario paraguayo La Nación, en diciembre de 2018.

A mediados de la década de 1960, Carlos Saguier trabó amistad con el periodista y fotógrafo del diario La Tribuna Jesús Ruiz Nestosa. Juntos, estos jóvenes de menos de veinte años acometieron la aventura de la creación cinematográfica. En 1964 filmaron un primer cortometraje, Francisco (27 minutos), la historia de un canillita. A los dos amigos se les unió Antonio Pecci y fundaron el colectivo Cine Arte Experimental, marco en el cual realizaron los cortos Ñandejára rekove paha y Una historia paraguaya, hasta llegar a su obra más relevante, El Pueblo, concebida inicialmente como un mediometraje que serviría de base para un posterior largometraje, que nunca se concretó.

Luego de aquella película fundacional, Saguier dedicó su atención a la producción publicitaria, la dirección de televisión (especiales artísticos, programas humorísticos, noticieros, etc.) y la producción de documentales. Especialmente notables entre estos últimos, por su excelente factura, son los que tienen por tema la construcción de las dos grandes represas hidroeléctricas en las que participa el país con sus grandes vecinos: Yacyretá e Itaipú. Recapitulará con cierta amargura esta etapa de su carrera nuestro cineasta.

Al respecto, en la entrevista ya citada, advierte: «Les quiero decir a los jóvenes de hoy que no es el camino. Hay que salir de la publicidad, hay que hacer cine. Y lo que definitivamente no hay que hacer es televisión. Yo dediqué años de mi vida de la televisión, y mucho más trabajo y tiempo que a El pueblo, y todo ese trabajo, todo ese tiempo y todos esos años no significaron absolutamente nada. Hoy, de todo lo que yo hice en estos 50 años, lo único que se conoce es El pueblo. Nadie habla de los grandes shows, de los programas cómicos, de los programas de política. La televisión es efímera. Lo único que importa es el cine. Los jóvenes tienen que dedicarse a hacer cine».

En 1968, con una cámara suiza Bolex de 16 milímetros en las manos, acompañado por Antonio Pecci como asistente de dirección y otras dos personas contratadas, Saguier viajó al pueblo de Tobatí, en aquellos años un lugar remoto y aislado: «a las cuatro de la tarde salía el último colectivo a la capital; después se desconectaba del mundo», en palabras del realizador. Se rodó además en el cementerio de Villeta y en una compañía de Capiatá.

La sensibilidad visual de Saguier nos ofrenda planos y encuadres de virtuoso uso del contraste de luz y obscuridad. Imágenes que nos revelan serenos y luminoso destellos, llenos de potencia evocadora, mostrándonos un subsistir colectivo marcado por la estrechez, la represión y la muerte del porvenir, suspendido en un estado de pesadumbre que todo lo abraza y del que solo una fe milenaria ofrece consuelo.

La película fue estrenada en la sala del Centro Cultural Paraguayo Americano (CCPA) de Asunción el 5 de diciembre de 1969. Como era de esperarse, una exposición del pueblo campesino paraguayo tan alejada de los tópicos costumbristas y heroicos en uso por el patrioterismo de la autocracia de Alfredo Stroessner, no pasó desapercibida para el régimen. El encargado de hacer saber el desagrado oficialista por la película fue Mario Halley Mora, que firmó un artículo crítico sobre el filme en el diario Patria, órgano oficial del Partido Colorado. Saguier recuerda el incidente con estas palabras: «La película se exhibió el 5 de diciembre de 1969, en el Centro Cultural Paraguayo Americano, durante una semana, hasta que un comentario que publicó Mario Halley Mora en el diario Patria acusándonos de comunistas, nos obligó a retirarla».

Cincuenta y cinco años luego de su estreno, tras una serie de vicisitudes que incluyen la pérdida de los negativos originales, su milagrosa recuperación y su restauración, la película de Saguier sigue siendo el gran punto de partida de lo mejor del cine contemporáneo paraguayo. El Pueblo doto a nuestro cine de coordenadas temáticas y estilísticas que constituyen un relevante legado.

Fuente: «”Le dedique toda mi vida al cine”: Carlos Saguier, autor de “El Pueblo”». Entrevista de Carlos Giménez publicada en la edición impresa del diario La Nación, Asunción, 2 de diciembre de 2018.

*Gustavo Reinoso es abogado por la Universidad Nacional de Asunción (UNA), con estudios de Filosofía Política en la Universidad de Navarra (UNAV), España, y crítico cinematográfico. Ha publicado trabajos sobre temas que van desde las ideas estéticas de Heidegger y Lukács hasta el derecho laboral en varios medios de prensa y colabora regularmente en El Suplemento Cultural de ABC Color con artículos sobre el cine y sus relaciones con cuestiones de historia, música y literatura.

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