No solamente pasa con los perros, los gatos y otros mamíferos. Los insectos y los peces podrían tener un grado de conciencia. Así lo afirma un grupo de unos 40 científicos que acaban de firmar una declaración llamada “The New York Declaration on Animal Consciousness” (Declaración de Nueva York sobre la Conciencia Animal), en la que piden que se reconozca formalmente la conciencia animal y se cambie la forma de estudiar y tratar a los demás seres vivos. Según los expertos, de hecho, cada vez hay más estudios que han analizado cómo el cerebro de los animales, poniendo de relieve que existe una “posibilidad realista” de que una increíble variedad de especies del reino animal experimenten la conciencia.
¿Cuáles son las pruebas científicas?
Los peces reconocen su reflejo en un espejo, mientras que las abejas juegan con bolas de madera, aparentemente por “diversión”. Estos y otros descubrimientos fueron llegando poco a poco a lo largo de las décadas, a medida que la comunidad científica estudiaba unas especies u otras. El examen de todas ellas en conjunto, por tanto, llevó al grupo de científicos a afirmar que existe “un fuerte apoyo científico a las atribuciones de experiencia consciente” en mamíferos y aves y “al menos una posibilidad realista de experiencia consciente” en peces, anfibios, reptiles y muchos invertebrados, como moluscos, crustáceos e insectos.
¿Qué animales tienen conciencia?
Sin embargo, aquella es una afirmación enorme que no comparten en absoluto todos los científicos. En primer lugar, porque no existe una definición de conciencia ampliamente aceptada. En este caso, la declaración la define como “sensibilidad”, e incluye experiencias sensoriales como el gusto, el tacto y el olfato. Los firmantes también indican que los animales pueden tener experiencias conscientes buenas, como el disfrute, y malas, como el dolor o el miedo. No es nada nuevo: décadas de investigación avalan la idea de que animales muy inteligentes como los chimpancés y los cuervos muestran indicios de conciencia, como el aprendizaje del lenguaje el uso de herramientas y la existencia de estructuras sociales complejas.
Conciencia en peces e insectos
Pero, según el comunicado, existe una”posibilidad realista” de que esta idea pueda aplicarse también a una gama muy amplia de otras especies, como peces, anfibios, reptiles e insectos. Por ejemplo, según recuerdan los expertos, un estudio, llamado “Curiosity in zebrafish” (La curiosidad en el pez cebra), demostró el interés de estos peces cuando se introducían objetos nuevos en sus acuarios. Por otro lado, investigadores de la Universidad Queen Mary de Londres descubrieron que los abejorros solo interactúan con objetos por “diversión”, como jugar con bolas de madera. Por su parte, un equipo de la Universidad de Osaka, en Japón, descubrió que un pez Labroides dimidiatus puede reconocer su propio reflejo en un espejo. Y de nuevo: un estudio de 2020 sobre sepias descubrió que estos cefalópodos pueden recordar acontecimientos pasados, mientras que otro estudio posterior demostró que los pulpos evitan los lugares donde han tenido experiencias dolorosas y responden positivamente a los tratamientos analgésicos.
¿Es esta conciencia similar a la nuestra?
Que estos estudios sugieran algo parecido a una experiencia consciente depende mucho de cómo se defina la conciencia. Otro problema es que los experimentos que examinan la conciencia suelen enmarcarla en términos humanos. “Parece poco probable que el tipo de conciencia que tienen los reptiles sea similar al que tienen los humanos”, comenta Noam Miller, de la Universidad Wilfrid Laurier de Ontario, en Canadá. Aunque no hay que descartar la experiencia consciente, “no debemos esperar que su conciencia se parezca a la nuestra”. Sin embargo, “una vez que se reconoce que los animales sienten, el concepto de sacrificio empieza a importar, y hay que asegurarse de que el tipo de métodos que se utilizan con ellos son humanos”, declaró a NBC Jonathan Birch, uno de los primeros firmantes de la Declaración de Nueva York. “Cuando existe una posibilidad realista de experiencia consciente en un animal, es irresponsable ignorar esa posibilidad en las decisiones que afectan a ese animal. Debemos considerar los riesgos para el bienestar y utilizar las pruebas para informar nuestras respuestas a esos riesgos”, concluyeron los firmantes.
Artículo publicado originalmente en WIRED Italia. Adaptado por Mauricio Serfatty Godoy.