Una investigación de la Universidad de Wisconsin-Madison demostró que la ingesta de leche cruda proveniente de vacas infectadas con gripe aviar transmite la enfermedad a ratones. Los hallazgos advierten sobre un nuevo medio de propagación que podría llegar a la cadena alimentaria de los humanos y otros animales.
El virus de la influenza aviar del subtipo H5N1 se detectó en la leche de vaca por primera vez en marzo de 2024. Los científicos obtuvieron muestras del producto recolectadas por el Laboratorio de Diagnóstico Médico Veterinario de Texas A&M. Aislaron ocho virus de la afección y descubrieron que los patógenos presentes en los animales vacunos forman un clado dentro de una familia más amplia de microbios. Este grupo contiene subgrupos de agentes infecciosos que se han encontrado en otras especies animales como gatos, mapaches, gallinas y aves silvestres. Este conjunto también incluye una variante que ha sido capaz de infectar a humanos.
La leche cruda y contaminada fue suministrada a un grupo de ratones para evaluar más a fondo el riesgo que representa para animales y humanos. Los roedores bebieron 50 microlitros y al día siguiente comenzaron a presentar síntomas como letargo y pelaje erizado. Solo sobrevivieron tres días. Los investigadores determinaron que la infección era sistemática. Hallaron niveles altos del virus en los órganos respiratorios, lo que sugiere que el contagio pudo haber ocurrido a través de la faringe. El patógeno se identificó en otras partes del cuerpo, como las glándulas mamarias. “Nuestros datos indican que el virus H5N1 en la leche no tratada puede infectar a los animales que la consumen”, advierten los autores.
El ensayo demostró que, al aplicar calor a la leche contaminada, la cantidad del virus puede reducirse en más de 4.5 unidades logarítmicas hasta alcanzar un nivel muy bajo de riesgo. La leche fue calentada a 72°C durante 5, 10, 15, 20 o 30 segundos. Los investigadores señalan que las condiciones empleadas en el estudio fueron muy distintas a las que se utilizan en los procesos de pasteurización comercial a gran escala. Destacan que la capacidad infecciosa del virus puede mantenerse por varias semanas cuando la leche cruda se almacena a 4°C.
La ciencia teme que el virus se adapte
El trabajo reitera que el consumo de leche de vaca cruda representa un riesgo importante para la salud de humanos y animales. Los resultados plantean nuevas preocupaciones sobre el potencial de propagación de la gripe aviar dentro de las poblaciones de mamíferos.
Un estudio realizado por la Facultad de Medicina Veterinaria de la Universidad Estatal de Iowa y el Laboratorio de Diagnóstico Médico Veterinario de Texas A&M llegó a una conclusión similar en abril. La investigación publicada en la revista Emerging Infectious Diseases estudió el caso de 24 gatos que presuntamente se contagiaron de gripe aviar luego de beber leche de vaca contaminada. Más de la mitad murió. Los científicos encontraron restos de H5N1 en los pulmones, cerebro, corazón y ojos de los animales.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) indicó en julio del año pasado que desde 2022 se han registrado brotes del subtipo H5N1 de la gripe aviar en mamíferos dentro de 10 países en tres continentes. El virus no ha mutado para transmitirse masivamente entre humanos, pese a que existen reportes de 30 contagios en todo el mundo desde 2021.
El Departamento de Servicios de Salud del Estado de Texas (DSHS, por sus siglas en inglés) informó el mes pasado sobre el primer caso humano de gripe aviar A-H5N1 en la localidad. El paciente enfermó tras tener contacto con vacas lecheras presuntamente infectadas con el virus. Autoridades sanitarias del estado de Michigan confirmaron esta semana su primera incidencia humana de influenza aviar. El caso involucra a un trabajador lechero que presentó síntomas leves.
Las instituciones locales aseguran que el riesgo actual para el público en general “sigue siendo bajo”. Sin embargo, los organismos de salud internacionales han pedido monitorear la evolución del virus en búsqueda de nuevos casos en animales o humanos. Indican que la enfermedad ha comenzado a afectar a países con poca experiencia para vigilar y contener el patógeno.