La Administración Espacial Nacional de China (CNSA) confirmó el lanzamiento exitoso de su cohete espacial Long March-5 Y8. Dentro de él va la sonda Chang’e-6 rumbo a un cráter de millones de años en el lado oscuro de la Luna. Oficialmente su misión es traer nuevas muestras del satélite de un territorio hasta ahora inexplorado, pero simbólicamente es el disparo de salida hacia un nuevo alunizaje de taikonautas en 2030.
La sonda Chang’e-6 ejecutará su objetivo en 53 días, un periodo que representa casi el doble del tiempo de una misión anterior inmediata. La Chang’e-5 completó un viaje de ida y vuelta a la Luna en 23 días. Su retraso se explica debido a un nuevo plan de vuelo que contempla 11 etapas para el ingreso y despegue del territorio oscuro del satélite.
Una vez inicie el alunizaje, la maquina extraerá 2,000 gramos de rocas lunares para devolverlos a la Tierra. Gracias a las muestras de China, el país ha contribuido de manera significativa al conocimiento geológico de la Luna. Por ejemplo en noviembre de 2023 científicos nacionales revelaron un nuevo mapa de composición química del satélite mucho más preciso que el de la NASA.
La complejidad de la misión Chang’e-6
La sonda debe colocarse en la parte de la Luna que la Tierra nunca ve. Esto supone un plan complejo donde la nave viaja en línea recta, queda atrapada por la órbita del satélite, vuela hacia la cara posterior y una vez ahí desciende controladamente. La caída es la parte más complicada de una misión a la Luna. Japón tuvo complicaciones en enero de 2024 durante esa etapa, por lo que su sonda Slim aterrizó “de cabeza”. La nave Odysseus, de una empresa privada estadounidense, tampoco pudo descender porque una de sus patas se fracturó.
Cuando la Chang’e-6 alunice, se dirigirá hacia la extensa Cuenca de Aitken, en el polo sur lunar, para perforar el regolito con sus instrumentos. Ahí buscará un cráter formado hace 4 mil millones de años donde pocas veces ha llegado la luz del Sol. Esta región es una de las principales zonas a investigar cuando se indaga la presencia de hielo de agua en la Luna.
La confirmación del agua en la Luna es una de las prioridades de las potencias espaciales. Hipotéticos yacimientos de hielo permitirían su aprovechamiento para propósitos de subsistencia, como la transformación de agua en oxigeno o la fabricación de propelente para cohetes. Las muestras del polo sur de la Luna que traería la Chang’e.6 serían las primeras que obtenga la humanidad de aquella enigmática zona.
China prepara un plan ambicioso en la Luna
La colocación de sondas y orbitadores es una fase preparativa para el alunizaje de una nueva tripulación china en 2030. En la lucha por la superioridad tecnológica espacial, los taikonautas intentarán llegar a la Luna antes que los astronautas de la NASA con su misión Artemis III, postergada hasta después de 2030.
Las intenciones de la nación van más allá de un alunizaje. De acuerdo con Wu Weiren, jefe del programa de exploración lunar de China, desarrollarán una estación espacial que contemple etapas en la superficie del satélite, en órbita e incluso una central de viajes en Tierra. Dicho plan podría consolidarse en 2050.