Los científicos Daniel Joshua Drucker, Joel Habener, Jens Juul Holst y Svetlana Mojsov han sido galardonados con el premio Fronteras del Conocimiento por revelar la función biológica de la hormona GLP-1. Su trabajo ha sido fundamental para el desarrollo de una nueva generación de medicamentos eficaces en el tratamiento de la diabetes tipo 2 y la obesidad, como el Ozempic.
Dario Alessi, director de la Unidad de Fosforilación y Ubiquitinación de Proteínas-MRC en la Universidad de Dundee y miembro del jurado, destaca que los hallazgos de estos investigadores han impulsado “una auténtica revolución farmacológica”. Las terapias basadas en la GLP-1 han mostrado un potencial alentador para combatir enfermedades cardiovasculares y neurodegenerativas. Se investiga su eficacia para atender trastornos de adicción.
La GLP-1 se produce en el intestino delgado tras la ingestión de alimentos. Su descubrimiento se remonta a la década de 1980. Joel Habener, catedrático de la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard, logró clonar el gen que codifica a los péptidos similares al glucagón, una sustancia producida por el páncreas que aumenta el nivel de azúcar en sangre.
El avance permitió a Svetlana Mojsov, profesora asociada de investigación de la Universidad Rockefeller, sintetizar la GLP-1 en laboratorio y comprobar su capacidad para estimular la producción de insulina en ratas. Por su parte Daniel Joshua Drucker, catedrático en la Universidad de Toronto, dedujo que la producción de insulina solo se daba en formas muy cortas del péptido, y únicamente cuando el nivel de azúcar en sangre era elevado.
En paralelo, Jens Juul Holst, académico de Ciencias Biomédicas en la Universidad de Copenhague, descubrió de manera independiente que el GLP-1 también inhibe la producción de glucagón. Esta propiedad adicional resultó crucial para abordar la diabetes tipo 2. “Fue entonces que realizamos un estudio pionero en el que administramos GLP-1 a pacientes [con esa afección] mediante una infusión sanguínea. En cuatro horas redujo la glucosa a niveles completamente normales. Fue un auténtico punto de inflexión”, recuerda el galardonado danés.
El equipo de trabajo de Holst realizó un ensayo clínico a gran escala en 2002 para confirmar los resultados de su primer experimento. Durante seis semanas, sustituyó la insulina por GLP-1 en las bombas de infusión de medicamentos que los pacientes de diabetes ya empleaban de manera habitual. “Obtuvimos resultados fantásticos. Casi curamos la diabetes y conseguimos que los pacientes bajaran de peso sin efectos secundarios”, señala el investigador. Tras la prueba, se autorizó en 2005 uno de los primeros medicamentos basados en la hormona para tratar la diabetes tipo 2.
El potencial de medicamentos como Ozempic
La investigación sobre las aplicaciones de medicamentos como el Ozempic ha ampliado el panorama médico de la GLP-1. Este péptido ha demostrado tener un potente efecto antiinflamatorio. “Estamos explorando si este mecanismo podría ser útil para reducir la daño cerebral, lo que permitiría contrarrestar enfermedades como el Alzheimer y el Párkinson”, adelanta Drucker.
Holst también subraya el posible uso de la GLP-1 en el tratamiento de adicciones. Explica que estos fármacos actúan sobre el centro de recompensa del cerebro, inhibiendo la sensación de recompensa asociada a ciertos estímulos. “Del mismo modo que los productos actuales suprimen el apetito para favorecer la pérdida de peso, podrían reducir la dependencia del alcohol y otras sustancias adictivas”, indica.
Los especialistas reconocen que el elevado costo de estos tratamientos dificulta su acceso a gran parte de la población. Drucker expresa su esperanza de que los avances científicos permitan reducir los costos y extender los beneficios de estas terapias a millones de personas. “El objetivo es que estos tratamientos no se limiten a los países ricos, sino que puedan llegar a todos los rincones del mundo”, concluye.