Rumanía y Bulgaria se incorporan finalmente al Schengen tras once años de negociaciones y vetos, uniéndose al espacio de libre circulación que cuenta ya con casi 420 millones de ciudadanos en 29 países. Lo que desbloqueó la situación fue el cambio de rumbo de Austria, que retiró su histórico veto tras años de resistencia por temor a los flujos migratorios por la ruta de los Balcanes. Para Rumanía y Bulgaria, ésta es la última etapa: con la supresión de las fronteras terrestres a partir del 1 de enero de 2025, finalizará el proceso iniciado el pasado mes de marzo, cuando ya se habían suprimido los controles aéreos y marítimos.
La ampliación llega en un momento delicado para el espacio Schengen
Mientras Europa amplía sus fronteras exteriores al mismo tiempo, algunos intentan reforzar los controles internos. Ocho países europeos reintrodujeron los controles fronterizos entre septiembre y noviembre. Alemania, Francia, Dinamarca y Suecia tomaron esta decisión en primer lugar, seguidos de Austria, Eslovenia y Noruega. El último en anunciarlo, el 14 de noviembre, fue Holanda. Las razones iban desde el terrorismo a la inmigración irregular: Noruega justificó la decisión alegando el riesgo de atentados, con especial atención a la protección de objetivos judíos e israelíes. La Comisión Europea recordó que estos controles deben ser “excepcionales” y limitados en el tiempo.
Para paliar la sensación de inseguridad que invade a muchos países, la Unión Europea ha elaborado un plan de modernización tecnológica de sus fronteras. El proyecto, que entrará en vigor en 2025, prevé la introducción de sistemas biométricos avanzados, desde el reconocimiento facial al escáner de huellas dactilares, para controlar la entrada de ciudadanos no europeos. Una transformación que pretende conciliar las exigencias de seguridad con el principio fundamental de la libre circulación, en el que se basa todo el proyecto Schengen. Sin embargo, el uso de estas tecnologías deberá ajustarse a los límites fijados por la Ley de Inteligencia Artificial, la primera ley del mundo sobre inteligencia artificial aprobada en mayo por el Parlamento Europeo. La nueva normativa, que se aplicará a partir de 2026, prohíbe el reconocimiento facial en tiempo real en lugares públicos por parte de la policía, con excepciones muy limitadas como la búsqueda de víctimas de delitos o niños desaparecidos. Para los sistemas de Inteligencia Artificial de alto riesgo, como los utilizados para la vigilancia de fronteras, se establecen requisitos estrictos en materia de transparencia, supervisión humana y gestión de riesgos.
Fronteras inteligentes
Entre las iniciativas más importantes figura ”fronteras Inteligentes”, el programa europeo para la gestión inteligente de las fronteras, cuyo objetivo es transformar la forma de controlar la entrada en el espacio Schengen. Como explica la Comisión Europea, el proyecto surge de la necesidad de gestionar el creciente flujo de viajeros: “Cada año millones de viajeros de terceros países cruzan las fronteras exteriores de los Estados Schengen. El objetivo es lograr un equilibrio entre dos necesidades aparentemente opuestas: facilitar los desplazamientos de los viajeros habituales y garantizar la seguridad interior mediante “una gestión moderna, eficaz y eficiente de las fronteras exteriores”.
El programa se basa en dos sistemas tecnológicos principales. El primero, denominado EES (Entry/Exit System), será un sistema automatizado para registrar a los viajeros de terceros países (tanto los que necesitan visado como los exentos) cada vez que crucen una frontera exterior de la UE. Los ensayos con tecnologías biométricas, según informa Politico, comenzaron en 2015 con “pruebas de escaneo de huellas dactilares y captura de imágenes faciales para ciudadanos de fuera de la UE” en varios aeropuertos europeos, como Frankfurt, Madrid, Amsterdam y París. También se evaluó la posibilidad de utilizar escáneres de iris, pero, como señala Politico, esta tecnología parece poco probable debido a sus elevados costos. Los controles biométricos se llevarán a cabo no solamente en los aeropuertos, sino también en los pasos fronterizos por carretera, mar y ferrocarril del espacio Schengen.
El segundo pilar es ETIAS (sistema europeo de información y autorización de viajes), que podría entrar en funcionamiento a mediados de 2025. Según especifica la Comisión Europea, será un “sistema automatizado en gran medida creado para identificar los riesgos de seguridad, inmigración irregular o epidemia que plantean los visitantes exentos de visado”. La agencia europea EU-LISA está desarrollando la infraestructura necesaria para gestionar ambos sistemas. Los controles Etias se aplicarán a todos los viajeros exentos de visado y, según la Comisión Europea, tendrán que empezar seis meses después de que entre en funcionamiento el SES. El sistema servirá para identificar a posibles delincuentes y terroristas antes de que entren en territorio europeo.
El presupuesto para la gestión de fronteras
Para apoyar esta y otras iniciativas, el Parlamento Europeo ha establecido un oneroso plan de financiamiento: se han destinado 9,880 millones de euros al Fondo para la Gestión Integrada de las Fronteras (IBMMF) para el período 2021-2027. Según se especifica en un comunicado del Parlamento Europeo, este fondo “debe contribuir a mejorar las capacidades de los Estados miembros en materia de gestión de fronteras, garantizando al mismo tiempo el respeto de los derechos fundamentales”. Se presta especial atención a las medidas de protección de las personas vulnerables que llegan a Europa, con especial atención a los menores no acompañados. A ello se añaden 1,900 millones para el nuevo Fondo de Seguridad Interior (FSI), aprobado en julio de 2021, que se centra en “la lucha contra amenazas transfronterizas como el terrorismo, la delincuencia organizada y la ciberdelincuencia”. Para reforzar aún más la seguridad, el plan también prevé la introducción de 10,000 nuevos guardias de fronteras europeos de aquí a 2027.
Artículo originalmente publicado en WIRED Italia. Adaptado por Mauricio Serfatty Godoy.